Carta de Lectores

OSVALDO REIG IN MEMORIAM

Hace casi una década murió el doctor Osvaldo Reig, probablemente el biólogo evolucionista argentino más importante del siglo que termina. La Argentina persigue, maltrata y devora a quienes avanzan con principios por el duro camino de una vida de realizaciones al servicio de la sociedad. Su dedicación a la evolución, la genética evolutiva y la paleontología, en una sociedad cerrilmente oscurantista y clientelista, defendiendo principios democráticos y de equidad social, resultó desde el inicio una empresa quijotesca. Fue perseguido, dejado cesante, calumniado y silenciado durante más de treinta años, mientras realizaba aportes fundacionales a la paleobiología de tetrápodos, a la evolución de los roedores y a la evolución cromosómica y enzimática de varios taxones. Exiliado en Venezuela y Chile, investigador visitante en los EE.UU., se autodenominó “científico itinerante”.

Regresó a la Argentina en los años 80, cuando ya era una figura mundial, y fue inmediatamente blanco de los ataques personales más inicuos. Designado profesor titular de evolución en la UBA, no tuvo tiempo para establecer definitivamente la escuela que impulsaba. Era el único argentino residente en el país miembro de la National Science Academy de los EE.UU. La Fundación Antorchas le otorgó su distinción máxima. Impulsó la constitución de una sociedad científica para el estudio de los mamíferos, la SAREM, que afortunadamente hoy continúa su ruta y seguramente le dedicará un homenaje. Pero el país, en su conjunto, lo ignoró, porque las instituciones y los medios lo consideraron insobornable, lo cual era cierto. Igual que a Ameghino, a quien siempre tuvo presente, se le retaceó todo. Sin amargura, recordaba los quebrantos económicos que le significaron sus exilios y su regreso a la Argentina.

Un aula de la facultad de Ciencias lleva su nombre, pero estoy convencido de que en nuestra universidad muchos lo ignoran involuntariamente y, sin darse cuenta, continúan con la tesitura del desmedro y del silencio. En esta Argentina de hoy, que levanta estatuas a degolladores del siglo pasado y exhibe bustos de criminales en la Casa Rosada, donde la impunidad se orea en las calles y salones, y en las instituciones gravita más quien más ha saqueado, el silencio oficial es el más clamoroso homenaje que puede recibir Osvaldo Reig.

Alberto Juan Solari
Facultad de Medicina, UBA

VOLUNTARISMO EDUCATIVO

Guillermo Jaim Etcheverry, en “Los desafíos de la educación”, publicado en el número 54 de Ciencia Hoy, sostiene que los jóvenes argentinos no estudian ni aprenden porque ni sus padres ni la sociedad los estimulan a hacerlo. Propone, entonces, una solución voluntarista: que los padres y la sociedad hagan lo contrario de lo que han venido haciendo. Su iniciativa, sin embargo, no será más que una expresión de deseos mientras esos padres y esa sociedad perciban –como lo hacen con razón en la Argentina de hoy– que el estudio y la investigación no son funcionales para salir adelante en la vida, para triunfar (to make it, al decir de los norteamericanos). Obviamente, se necesita un cambio social por el que los valores relacionados con estudiar e investigar sean nuevamente reconocidos.

Pero este indispensable cambio es cada vez más difícil porque, con la “globalización” –antes llamada imperialismo–, a los que mandan (para parafrasear a José Luis de Imaz) les resulta más cómodo, útil y beneficioso ser cola de león (ahora águila americana) que cabeza de ratón. Y para este subalterno propósito no se necesita progresar creativamente en la enseñanza y la investigación sino adaptar las técnicas de los países centrales, de modo de poder servirlos mejor. Uno podría pensar que la frustración de educadores y científicos desaprovechados, mal considerados y desplazados por no ser (supuestamente) útiles a la sociedad generaría un conflicto que en última instancia conduciría al cambio social. Sin embargo, este no se produce, pues los estudiosos e investigadores capaces se exilian individualmente o son cooptados por el sistema académico nacional, que se aprovecha del primum vivere… En algún momento el modelo hará crisis, lo que conducirá a salir del pantano… o a hundirnos del todo. Tener conciencia de las características del fenómeno es el primer paso para salir adelante.

El voluntarismo propuesto por el doctor Jaim Etcheverry es, como todo voluntarismo, a la vez plausible y estéril. Desde el Facundo se conocen los males de la sociedad argentina. El asunto es encontrar los estímulos y los medios para que esta se decida a solucionarlos. Arnold Toynbee sostiene que la mayoría de las civilizaciones no resultaron viables. Formulo votos para que no lleguemos a pertenecer a esa mayoría.

Marcelo Aftalion
Buenos Aires

Artículos relacionados