Carta de Lectores

En una carta publicada en el número 48, Eduardo Felizia hizo una serie de interesantes sugerencias acerca de temas a tratar por CIENCIA HOY. También solicitó desenmascarar ‘la astrología, la rabdomancia, la gemología y otras estafas ideológicas por el estilo’. La posición me parece prejuiciosa. Sería por cierto bueno que se traten esos temas, en forma racional y sin partir del supuesto de que son estafas. A lo largo de la historia (aun la reciente: recuérdese a Dirac y su predicción de la existencia del positrón), prejuicios de ese tipo han llevado a detractar teorías y disciplinas de valor.

Abel Oscar Desio
Florida, Buenos Aires

A propósito de la carta anterior y de una firmada por Eduardo Palamarczuk publicada en el número 49, que se refieren a otra mía que salió en el 48, recuerdo que Humpty Dumpty, un personaje de Lewis Carroll, dijo: ‘cuando uso una palabra, ella significa exactamente lo que quiero que signifique, ni más ni menos’. Esta afirmación establece el derecho de quien habla de definir las palabras como le plazca, con tal de que aclare antes su significado. En nuestro mundo, sin embargo, a diferencia del de Alicia, quienes hablamos debemos tener en cuenta los significados usuales de los vocablos, para evitar estériles discusiones o, simplemente, el riesgo de no ser comprendidos. Las definiciones de los términos que utilicé son:

* Gemología: ciencia que trata de las gemas piedras preciosas (Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, Espasa Calpe, 21 ed., Madrid, 1992).
* Gemoterapia: utilización médica de las yemas o tejidos embrionarios vegetales (Acad., op. cit.).
* Litomancia: especie de adivinación que se hacía por medio de ciertas piedras preciosas llamadas sideritas (Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana, Espasa Calpe, t. 30, Madrid, 1974).
* Litoferapia: supuesta curación operada cabalísticamente con auxilio de piedras (Enciclopedia Universal, op. cit.).
En mi carta llamé ‘estafas ideológicas’ a las prácticas que atribuyen cualidades curativas y aptitudes adivinatorias a las piedras, es decir, la litoterapia y la litomancia, pero no era mi intención calificar así a una ciencia legítima como la gemología. La palabra gemoterapia, por su lado, no tiene el significado de curación por contacto con piedras preciosas, que le dio el lector Palamarczuk. Pido disculpas al nombrado y a los lectores de CIENCIA HOY por el involuntario error cometido.

Eduardo Felizia

Un alumno de mi curso de electrónica me pidió a fines del año pasado que le aclarara algunos conceptos del artículo ‘Rayos cósmicos galácticos’, aparecido en el número 48 de CIENCIA HOY. Al hacerlo, en un grupo de once estudiantes, los alumnos Daniel Saladino e Yvan Chen Chung recalcularon los valores, que los autores sugieren en la nota, de la potencia necesaria para generar todos los rayos cósmicos. Los resultados obtenidos no coinciden con los publicados por la revista: 1,18 x 1065erg/s, en vez de 1,2 x 1041erg/s. Creo que se trata de un error de imprenta, como comenté a estos.

Examiné en el mismo número la ‘Guía del cielo nocturno’ y me pareció que las figuras no correspondían a las fechas. Calculé los valores para 1999 y concluí que tampoco los publicados eran correctos. Para estar más seguro recurrí al Astronomical Almanac, cuyos datos coincidían con los míos. Otra información del artículo tampoco era coincidente con la que manejo. Acerca de Mercurio, dice que la mejor elongación este para 1999 ocurrirá el 3 de marzo, cuando la fecha correcta es el 28 de junio (25° 33′). Sobre Venus afirma que solo se podrá observar bien a partir de abril por la tarde. En realidad comienza a ser visible a partir de fines de enero y así lo observé el 23 de ese mes, después de la puesta del Sol, finalizando el crepúsculo civil, como a 200 sobre el horizonte este. De Marte manifiesta que el 24 de abril estará en oposición, es decir, a su mínima distancia de la Tierra. Pero oposición y mínima distancia a la Tierra son cosas distintas. La primera se producirá el 24 de abril a las 14h 32m hora argentina, y la segunda, el 1° de mayo a las 14h (misma hora), a una distancia aproximada de 86 millones de kilómetros. Sobre Júpiter señala que será visible en el cielo vespertino hasta fines de enero, cuando su conjunción con el Sol ocurrirá el 1° de abril y, por lo tanto, será visible al atardecer, muy bajo sobre el horizonte, durante enero y febrero. Dice también la nota que el número juliano del 1° de enero es 2.451.180, pero no aclara a partir de qué hora se cuenta. Como es a partir de las 0h del tiempo de efemérides (ET), dicho número debe ser 2.451.179,5. Así figura en los grandes anuarios astronómicos.

Ernesto Marin
Buenos Aires

Tiene razón el lector en cuanto al error numérico en el valor de la potencia requerida para generar los rayos cósmicos. Acerca de la Guía del cielo nocturno, cabe hacer las siguientes aclaraciones.

Mercurio. La mejor elongación este de 1999, en efecto, ocurrirá el 28 de junio (25° 33′). La nota comentada cubría la situación del cielo hasta el 31 de mayo, razón por la que la elongación de junio no fue mencionada.

Venus. Dice la nota que se podrá observar bien a partir de abril por la tarde, pero el lector lo vio el 23 de enero, a unos 200 sobre el horizonte este, después de la puesta del Sol. La información sobre la visibilidad de los planetas solo puede tomarse a titulo indicativo y, por lo general, contiene algunos recaudos que la inclinan para el lado de la seguridad. Es normal que las fechas puedan extenderse algo, en más o en menos, según la ubicación del observador y su disponibilidad de horizonte despejado.

Los comentarios del lector Marin sobre oposición de Marte y día juliano incluyen precisiones técnicas que están más allá del propósito de la guía. Los aficionados con conocimientos amplios de astronomía, como el autor de la carta, pueden valerse, igual que lo hizo este, de recursos más avanzados, que existen en plaza. Para ellos, es posible que la guía resulte de limitada ayuda, pues apunta a ilustrar a quienes tienen poca familiaridad con las cuestiones astronómicas y a ofrecerles algo distinto de la pseudociencia astrológica tan difundida en los medios.

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