Cuestión de piel

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Las publicidades de hoy en día muestran madres que, preocupadas por la salud de sus hijos, consumen todo tipo de jabones, desinfectantes y toallitas antibacterianas. ¿En qué momento empezó esta guerra contra los microorganismos que habitan nuestra piel? ¿Por qué asumimos que la microbiota de la piel es mala y que hay que destruirla? Pero esta no es la única microbiota con la cual convivimos día a día. En nuestro intestino residen alrededor de 10^14 bacterias que, a diferencia de las de la piel, no son víctimas de un complot mediático que busca eliminarlas. Al contrario, se busca protegerlas porque se sabe que están directamente relacionadas con la salud del individuo.

Foto www.freeimages.com
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Un estudio reciente analizó la composición de microorganismos en las diferentes regiones de la piel de individuos sanos. Se encontró que lugares del cuerpo fisiológicamente similares contienen el mismo tipo de comunidades de bacterias y hongos. Estudios futuros tendrán que focalizarse en entender qué funciones cumplen los distintos grupos de microorganismos.

Según la ‘hipótesis de la higiene’, en la era moderna el uso compulsivo de desinfectantes disminuyó el contacto de los niños con los microorganismos durante su crecimiento. Esto afecta el normal desarrollo del sistema inmune y fomenta la proliferación de enfermedades autoinmunes, como alergias y asma.

Tomando como modelo los productos prebióticos y probióticos diseñados para promover el crecimiento de las poblaciones bacterianas del tracto digestivo, se podría pensar en cosméticos que actúen promoviendo la microbiota de la piel. Para esto es fundamental aumentar nuestro conocimiento acerca de las comunidades bacterianas que habitan nuestra piel.

Florencia Malamud

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