La biósfera, es decir, el conjunto de los seres vivos de nuestro planeta más el agua, la tierra y el aire, enfrenta actualmente una crisis de la diversidad vinculada, en buena medida, con la acción humana. Ante la rápida desaparición de especies debemos preguntarnos cuáles serían las consecuencias de una posible extinción en masa y cómo se vería afectado el ser humano.
Una manera de poner a prueba las hipótesis científicas es la experimentación, pero esta resulta inviable en la escala global. Sin embargo, si analizamos en detalle el registro fósil, podemos descubrir las respuestas de la biósfera a extinciones pasadas, tal como haríamos si pudiésemos provocarlas con propósitos experimentales. En otras palabras, podemos considerar las extinciones masivas del pasado como experimentos de gran escala que han sucedido naturalmente.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Episodios de extinción y recuperación que afectaron el desarrollo de la vida en la Tierra, cada uno extendido por lapsos de millones de años, más largos que la historia completa de la especie humana. Se ilustran mediante ejemplos del registro fósil marino del Mesozoico temprano.
Si analizamos las variaciones de la diversidad de especies en los últimos 541 millones de años (Ma), es decir, desde...
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