¿En qué supercluster de galaxias vivís?

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Delimitar regiones o lugares contribuye a nuestro sentido de pertenencia y ubicación, haciéndonos sentir cómodos y protegidos ante un exterior que muchas veces nos es completamente ajeno. Tan es así que desde temprana edad reconocemos lo que llamamos nuestro barrio, nuestra ciudad, nuestra provincia, nuestro país, nuestro planeta.

Si de astronomía se trata, siguiendo con este concepto, podemos hablar de nuestro Sistema Solar, donde el Sol, el centro del mismo, es una estrella más dentro de miles de millones que forman lo que llamamos nuestra galaxia.

Ahora bien, resulta que el universo observable está repleto de galaxias, miles y miles de millones, las cuales se congregan en grupos a lo largo de filamentos que se interconectan a través de grandísimas extensiones de espacio vacío. Cuando en estos filamentos aparecen altas concentraciones de galaxias, esa región es denominada supercluster de galaxias. De esta manera, para seguir satisfaciendo nuestra necesidad de ubicación y pertenencia, cabe hacerse la pregunta de en qué supercluster de galaxias vivimos.

Recientemente un grupo de científicos encontraron respuesta a esta pregunta realizando un mapa de velocidades de una gran muestra de galaxias en la cual la nuestra se encuentra inmersa. Conociendo el movimiento de las galaxias, el cual es determinado por acción de las fuerzas gravitatorias de todo el sistema, es posible tener una idea global de la distribución de materia. En este mapa de velocidades, logrado a través de observaciones y complejos cálculos computacionales, se encontraron regiones donde las velocidades de las galaxias que allí se encuentran no pueden explicarse por la atracción gravitatoria provocada por todo el sistema, delimitando así una superficie a partir de la cual, hacia fuera, podemos llamar el exterior y, hacia dentro, el interior del supercluster que habitamos, que fue bautizado con el nombre de Laniakea, término que en lengua nativa hawaiana significa cielo inconmensurable.

Más información en Tully RB et al., 2014, Nature, 513: 71.

Sergio Paron

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