Guía práctica del investigador

¿Importar o contrabandear? La pesadilla de los trámites que deben afrontar quienes necesitan importar insumos para sus investigaciones.

“Las demoras aduaneras empujan a los científicos al contrabando”, así titula su artículo Colin Macilwain en su análisis sobre la ciencia en América Latina (Nature, 1999). Si bien las dificultades en la importación de insumos para la investigación no es privativa de la Argentina, el presente es un pormenorizado recuento de los trámites a los que deben someterse los científicos locales.

El subsidio otorgado: sólo el comienzo…

Dos sensaciones acompañan al investigador/a al obtener financiamiento para su proyecto de investigación: en un primer instante alegría y luego profunda desazón al darse cuenta de que aquellos instrumentos o insumos necesarios para la concreción del proyecto deben ser adquiridos en el extranjero por no existir fabricación nacional. Esto último no sería grave, si no tuviera que realizar complejos trámites y abonar cuantiosas sumas en impuestos de importación. Acto seguido, el investigador comienza a recurrir a distintos informantes, de su propia institución o de otras, para conocer e iniciar la importación. Lo más simple sería poder contratar a un experto/a en el tema, encarnado en la figura del despachante de aduana. Se supone que esa persona sabría cómo proceder, tendría acceso a los formularios necesarios para tal fin, sabría dónde presentarlos, cómo concluir el trámite, pudiendo además recibir la mercadería proveniente del exterior sin mayores inconvenientes. Pero, como puede imaginar –correctamente– el lector, ni el investigador ni su institución patrocinante poseen los fondos necesarios para cubrir los honorarios del despachante y por otro lado los subsidios otorgados por muchas de las agencias nacionales y extranjeras no contemplan erogaciones de ese tipo. Es así como empieza la odisea del investigador, la cual no es trivial y fue objeto de un reciente análisis en la revista Nature (Macilwain, 1999).

¿Donación? Conveniente pero nada fácil

Muchas veces ocurre que los organismos estatales dedicados a la investigación como el CONICET o las universidades, reciben donaciones de otras instituciones del extranjero. El lector seguramente pensará: ¡qué afortunados!, y probablemente imaginará que existen mecanismos que facilitan el ingreso al país de las mismas. Dichos mecanismos existen y están amparados por los decretos 497/90 y 937/90 del ministerio de Economía, pero cualquier institución extranjera que intente donar equipamiento a la Argentina, y que lo logre, probablemente desistirá de realizarlo nuevamente dado la cantidad de trámites que se deben completar (ver recuadro “En caso de una donación”).

Andrea C. Premoli

Andrea C. Premoli

Centro Regional Universitario Bariloche, Universidad Nacional del Comahue

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