La cura del cáncer que no es una quimera

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La leucemia linfoblástica aguda es el tipo más común de cáncer en los niños. La mayoría de los chicos con esta clase de leucemia son exitosamente tratados con quimioterapia. Según la Sociedad Argentina de Hematología (SAH), en nuestro país se registran unos 370 casos por año en menores de quince años, y la probabilidad de sobrevida es mayor al 70%.

La primera opción para quienes recaen al tratamiento estándar es el trasplante de médula ósea. Pero, aun así, existe un número importante de pacientes que presentan recaídas luego del trasplante. Para estos se está explorando una alternativa: una de las publicaciones médicas de mayor prestigio del mundo acaba de presentar una investigación en terapia celular personalizada (conocida como CTL019) que aporta nuevas esperanzas.

El tratamiento se basa en lo que se conoce como ‘terapias celulares adoptivas’, que utilizan células modificadas por ingeniería genética. La nueva técnica es una estrategia de diseño: primero se obtienen células T (un tipo de glóbulo blanco) de la sangre del paciente; luego estas son manipuladas en el laboratorio para que puedan reconocer y atacar a las células cancerígenas mediante receptores antigénicos diseñados para tal fin. Finalmente, se produce gran cantidad de ellas y se las restituye al cuerpo, donde atacan a las células que producen el cáncer. Cada uno de estos glóbulos blancos modificados puede eliminar al menos 1000 células cancerígenas. La terapia que recibe el paciente es personalizada desde que se toman sus propias células para atacar el cáncer específico que padece.

Veintisiete de treinta pacientes que fueron tratados con esta técnica mostraron una completa remisión un mes después de la infusión del CTL019. De estos, solo siete sufrieron una recaída durante los ocho meses siguientes.

A los receptores antigénicos diseñados para combatir las células cancerosas se los conoce como receptores quiméricos. El adjetivo refiere a Quimera, el animal fabuloso de la mitología griega cuyo cuerpo era la fusión de un león, una cabra y una serpiente. De manera análoga, un receptor quimérico es una proteína generada por ingeniería genética a partir de fusionar porciones de proteínas distintas.

Pero, por otro lado, la palabra ‘quimera’ se define en el diccionario de la Real Academia como ‘aquello que se propone a la imaginación como posible o verdadero, no siéndolo’. Confiamos en que la cura de este mal por medio de terapias personalizadas deje de ser una quimera.

Más información en: Maude SL et al., 2014, ‘Chimeric Antigen Receptor T Cells for Sustained Remissions in Leukemia’, The New England Journal of Medicine. http://www.nejm.org/ y en doi: 10.1056/NEJMoa1407222

Julio Gervasoni

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