La divulgación de la ciencia en Francia

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La revista francesa de divulgación científica La Recherche adhiere al mismo modelo periodístico que Ciencia Hoy, según el cual los propios científicos, con la ayuda de editores especializados de textos, explican al público interesado los avances de la ciencia. Pero la primera tiene una experiencia más larga en la materia, porque está cerca de cumplir cincuenta años, sale todos los meses y vende más de cuarenta mil ejemplares.


Uno se hastía de todo, salvo de comprender.

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¿Champagne o bosones? Francia es más conocida por su savoir faire en el dominio del lujo que por sus físicos de partículas. Sin embargo, un francés, Serge Haroche, recibió, junto con el estadounidense David Wineland, el premio Nobel de física en 2012 por sus investigaciones sobre sistemas cuánticos. Hay que desconfiar, pues, de ciertas ideas preconcebidas. Francia es un país con larga tradición científica que se mantiene hoy como una potencia en ese campo. Consagra a investigación y desarrollo 41.000 millones de euros anuales, o el 2,1% de su producto bruto interno, solo superada entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) por los Estados Unidos, Japón y Alemania. En cuanto a los franceses, ¡ellos aman la ciencia! En una encuesta de la revista La Recherche realizada en 2011, el 70% de los interrogados se mostró interesado por la ciencia, más que por la política (56%), la economía (50%) y, para sorpresa, el deporte (45%), y a pesar de que dieron respuestas algo fantasiosas a preguntas concretas sobre biología o matemáticas.

La Recherche, julio de 2013.
La Recherche, julio de 2013.

El público francés se ve atraído por la ciencia porque ella representa una gran idea de progreso y de esperanza para el futuro. El 75% de los encuestados consideró que puede ofrecer soluciones a los problemas actuales, una opinión que se traduce en confianza para con los científicos y sus instituciones, y en reconocimiento de los esfuerzos por comunicar la índole de sus investigaciones. Pero, por otro lado, se advierte en Francia, lo mismo que en otros países, cierta suspicacia en determinados terrenos fuertemente controvertidos en los últimos años, como los organismos genéticamente modificados, la energía nuclear o el calentamiento global. Es frecuente cuestionar la independencia de los científicos ante la industria y el poder político.

Esto muestra que existe mucho espacio para ser ocupado por una revista de divulgación de la ciencia como la que dirige la autora, La Recherche, de aparición mensual, que desde su nacimiento en mayo de 1970 en el Barrio Latino de París tejió un fuerte vínculo entre la comunidad científica francesa y el público aficionado a esa actividad. En palabras de su antiguo director, Michel Chodkiewicz, nuestra revista de dirige a todos cuyo interés por el progreso científico y tecnológico no se detiene en los límites de su especialidad. En sus inicios publicaba largos artículos, ilustrados con austeros gráficos, difíciles de entender para quien no hubiera pasado por estudios universitarios. Pero el objetivo estaba claro: informar sobre ciencia y tecnología con honestidad, rigor e independencia.

A los cuarenta y tres años de su nacimiento, La Recherche no se ha desviado de esa misión: solo evolucionó con los tiempos. Hoy entrega a los lectores cien páginas ricamente ilustradas, con artículos, informes e infografías. Por ejemplo, en el número de julio de 2013 hemos dedicado una sección de cuarenta y siete páginas, formada por doce artículos, a analizar el cerebro humano y la forma cómo percibe el mundo; incluye infografías sobre los seis sentidos: la vista, el oído, el olfato, el gusto, el tacto y la propiocepción (que informa al organismo de la posición de los músculos y permite sentir la posición relativa de partes corporales contiguas).

Les Dossiers de La Recherche, abril de 2013.
Les Dossiers de La Recherche, abril de 2013.

Cada mes publicamos secciones temáticas similares, que además constituyen el motivo de tapa: las dedicadas a la física son las que mejor se venden, seguidas de las neurociencias. Además de la sección central, en el inicio de cada número incluimos artículos cortos sobre la actualidad de las ciencias, y también publicamos artículos largos escritos por lo general por los propios investigadores y procesados por un editor de planta, lo mismo que análisis de cuestiones de interés para la ciencia y la sociedad, como el cambio climático, las células madre, las consecuencias sociales del mal de Alzheimer, entre otras.

Nuestra planta editorial se compone de catorce personas, de las que siete procesan textos. La labor de estos como periodistas científicos les exige estar alerta a toda la actualidad: los descubrimientos, sin duda, pero también los debates sobre ética, las consecuencias positivas y negativas del progreso de la medicina, los vínculos entre la ciencia y las legislaciones francesa y europea, la economía, la ecología, las nuevas formas de alimentarse, de vivir y de morir. Nuestra revista procura explorar lo nuevo en ciencia y tecnología, con rigor, si posible como precursora. Así, fuimos los primeros en interesarnos, en 2007, por las consecuencias negativas de los biocombustibles, y en explicar al público por qué podrían resultar nefastos para el ambiente.

Además de la revista mensual, sacamos en forma bimestral otro título: Les Dossiers de la Recherche, de ochenta páginas, que trata un único tema en cada entrega; por ejemplo, en números recientes hemos enfocado los abismos marinos (abril de 2013) y las partículas elementales (junio de 2013). Publica ambas revistas la Société d’éditions scientifiques, subsidiaria de Financière Tallandier, que pertenece a Artémis, una compañía inversora de François-Henri Pinault.

La Recherche tira 42.000 ejemplares, que en su mayoría se venden por suscripción. Sus lectores son principalmente hombres, en edad laboral y con educación universitaria. Con su sitio web (www.larecherche.fr) y sus aplicaciones para tabletas y teléfonos celulares procura atraer a un público más joven, en particular estudiantes de ciencias y de ingeniería.

Nuestra revista no es el único medio francés que divulga ciencia. La prensa cotidiana lo hace cuando hay noticias de actualidad, aunque algunos diarios muestran más interés que otros. Le Monde saca cada miércoles una sección de ocho páginas sobre ciencia y tecnología, temas que, en cambio, son raros en la radio y la televisión. Y, de última, el público interesado solo encuentra algunos documentales, por lo general comprados en el extranjero.

Los contenidos científicos y tecnológicos de la prensa general a veces no son del todo serios. Así, en 2012, la revista semanal Le Nouvel Observateur, bien conocida y respetada en nuestro medio, publicó una nota titulada ‘Los organismos genéticamente modificados son veneno’, basada en un estudio de un grupo de investigadores de la Universidad de Caen, conocido por su activismo anti OGM, que apuntaba a demostrar los efectos tóxicos, sobre todo cancerígenos, de un maíz transgénico resistente al glifosato. Fue sin duda mal periodismo, por haber basado la argumentación en un solo estudio sobre un solo maíz, y sobre todo por haber elegido un título que nada tiene de científico e induce a error al público. La comunidad científica criticó el estudio tanto por su contenido como por su difusión en forma de espectáculo en la citada revista.

Una dificultad con la que se enfrentan los medios no especializados es el desconocimiento de temas que suelen ser difíciles: sin medios para investigar, con jefes de redacción no muy interesados y escasos de tiempo, ¿cómo hacen los redactores para escribir en el día un artículo sobre el bosón de Higgs, del que nunca oyeron hablar? Los científicos franceses se quejan del desconocimiento científico de los periodistas, pero no se toman el trabajo de esclarecerlos y les demuestran desconfianza en lugar de ayudarlos a escribir un artículo adecuado. Las culpas, en todo caso, serían compartidas.

El sector especializado de la prensa francesa está integrado por cuatro revistas: dos –La Recherche y Pour la science– se dirigen a un público minoritario; las otras dos –Sciences et Vie y Science et Avenir– apuntan al amplio público y venden respectivamente 200.000 y 180.000 ejemplares mensuales, mucho más que las dos primeras.

Sciences et Vie es la más antigua: fue lanzada en 1913 con el nombre de La Science et la Vie por Paul Dupuy –hijo de Paul Dupuy, que fue ministro, diputado y director del diario Le Petit Parisien–, y es hoy propiedad del grupo editor italiano Mondadori. Es la primera de su tipo en ventas en Europa, con formato de libro y artículos cortos. El mismo grupo editor saca una revista bimestral llamada Cahiers de Science et Vie y también Science et Vie Junior dirigida a adolescentes, con abundancia de fotografías.

Les Dossiers de La Recherche, junio de 2013.
Les Dossiers de La Recherche, junio de 2013.

Science et Avenir fue creada en 1947 y pertenece al grupo francés Perdriel, que publica el mencionado Nouvel Observateur y también el semanario Challenges. Enfatiza los temas de actualidad y trata a vuelo de pájaro el máximo de temas, incluso los que vinculan ciencia y sociedad.

Pour la science es la competidora directa de La Recherche pues publica, como nosotros, artículos escritos por investigadores. Desde 1997 también adapta notas de la estadounidense Scientific American, de la cual es la versión en francés. Depende de Éditions Belin, que también publica trimestralmente Dossiers de Pour la science, y desde 2003, Cerveau & Psycho, bimestral, sobre psicología y neurociencias.

Las cuatro revistas tienen sus sitios en internet, donde también se pueden encontrar contenidos científicos en, por ejemplo, Athena (una revista belga accesible en línea), Futura Sciences, Agence Science Presse, CyberSciences y Science por tous, los tres últimos de Canadá, además de numerosos blogs de aficionados, que promueve una asociación formada por ellos y gestora del sitio Café des sciences.

También hay que mencionar al sitio web de Universcience, institución nacida en 2010 por asociación del Palais de la découverte con la Cité des sciences et de l’industrie. El sitio se llama Science actualités y presenta artículos, entrevistas y videos. Y está asimismo el sitio science.gouv.fr, del Ministerio de Investigación y Enseñanza Superior.

El panorama de la divulgación de la ciencia en Francia se completa con la actividad de otras instituciones que la producen, en primer lugar organismos públicos como el Consejo Nacional de Investigación Científica (CNRS), el Comisariado de Energía Atómica (CEA), el Instituto Nacional de Sanidad e Investigación Médica (INSERM), el Instituto Nacional de Investigación Agronómica (Inra), el Instituto Nacional de Investigación en Informática y Automatización (Inria) y otros, todos los cuales tienen sus propios periódicos internos con artículos sobre sus tareas científicas. De este tipo son el Journal du CNRS y Clés du CEA, que en años recientes han ampliado su campo a la comunicación externa, gozan de recursos estatales no desdeñables y, para el público, son gratuitos.

Se puede concluir que en Francia las fuentes de información para quienes se interesan por la ciencia y la tecnología son numerosas y por lo general de buena calidad. Pero hay cierta incertidumbre de cara al futuro debido a algunos elementos inquietantes: la disminución del interés de las jóvenes generaciones por los estudios científicos, algo que también se observa en otros países, y un marco económico que dificulta la producción de contenidos de calidad.

A nosotros corresponde transmitir a los jóvenes nuestra pasión por la ciencia.

Lecturas Sugeridas

BENSAUDE-VINCENT B, 2000, L’opinion publique et la science. A chacun son ignorance, Institut Edition Synthelabo, París.

LAMY M, 2009, Passeurs de sciences: la vulgarisation au secours de la science biologique, Sang de la terre, París.

LAPOINTE P, 2008, Guide de vulgarisation: au-delà de la découverte scientifique, la société, Multimondes, Quebec.

WITKOWSKI N, 2013, Science infuse, Don Quichotte, París.

Aline Richard Zivohlava

Aline Richard Zivohlava

Licenciada en ciencias económicas, Universidad de París (Sorbona).
Diplomada en periodismo, Centro de Formación de Periodistas, París.
Directora de La Recherche.