Los sistemas de armas fueron el medio más fabuloso de los seres humanos para acceder a una cantidad y diversidad de presas sin precedentes en la evolución, ya que les permitió herir o matar sin necesidad de emplear su propio cuerpo de manera directa. Las lanzas arrojadizas manuales (o jabalinas), los dardos lanzados con propulsor y, más recientemente, las flechas arrojadas con arco son las armas de largo alcance más antiguas y generalizadas. Estas tecnologías garantizaron la supervivencia y expansión de los humanos modernos desde hace al menos 40.000 años en la mayor parte del planeta, y sustituyeron a las lanzas de mano (de estocada, o lanzas de ‘empuje’), que no se consideran armas arrojadizas porque nunca salen de la mano del operador durante el uso. Debido a que los astiles (varillas donde se fijan las puntas de proyectil) eran generalmente de materiales perecederos (hueso o madera), las puntas de piedra son los correlatos más duraderos y comun...
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