Los cromosomas sexuales y la evolución de las aves

Para sobrevivir, los agentes infecciosos necesitan no solo evadir los mecanismos de defensa del huésped, sino también eleborar estrategias para perpetuarse. En este artículo se explican los mecanismos de subsistencia adoptados por los Schistosoma, parásitos responsables de la enfermedad denominada esquistosomiasis.

Recientes hallazgos sobre los cromosomas que contienen la información genética que determina el sexo de las aves muestran una notable conexión con las concepciones actuales sobre la evolución de las aves. Los hallazgos proporcionan también una explicación de cómo los cromosomas sexuales de las aves modernas adquirieron sus características distintivas.

Las aves constituyen una de las clases de vertebrados que sentimos más cercanos a nuestra vida cotidiana y a nuestra visión de la naturaleza. Sin embargo, el conocimiento de la biología básica de este grupo animal (“taxón”), que en la actualidad incluye a más de 9000 especies, es bastante incompleto, en especial en lo que se refiere a su genética y a su evolución. América del Sur posee en este sentido una interesante ventaja con relación a otras regiones del mundo ya que el subcontinente es el hábitat natural de ciertos grupos especiales de aves que se diferencian de todas las demás por su genética, por la estructura de sus cromosomas y por su posición en el esquema evolutivo de las aves. Estos grupos especiales comprenden a las dos especies de “Ratites” sudamericanas, el ñandú común (Rhea americana) y el ñandú petiso de la Patagonia o choique (Pteronemia pennata), y el grupo de “martinetas” o “inambúes” que incluye alrededor de unas cuarenta especies de un mismo orden (Tinamiformes). Ratites y Tinamiformes son consideradas las más cercanas evolutivamente a formas ancestrales de aves. Junto a un escaso número de Ratites de Australia y de África, forman el grupo de las Paleognatas, o aves de paladar ancestral, que son consideradas más “primitivas” (esto es, que aparecieron antes en el curso de la evolución) que las demás aves, las que se designan como Neognatas, y que constituyen el 99% de las especies de aves vivientes. Recientes hallazgos sobre los cromosomas relacionados con el sexo (esto es, cromosomas que contienen los genes que deciden cuál de los sexos se desarrolla, y que por eso son también llamados cromosomas sexuales) han permitido esbozar una cadena de cambios sucesivos en dichos cromosomas los que, sorprendentemente, muestran un considerable paralelismo con la información obtenida de la anatomía comparada, de la paleontología y de otras disciplinas.

Estos datos serán resumidos en este artículo, mostrando las vinculaciones y las diferencias de las aves con otros grupos animales, en especial los mamíferos.

Origen de las aves

Actualmente existe un razonable consenso de que las aves se originaron a partir de ciertos tipos de dinosaurios que vivieron en los períodos Jurásico y Cretácico hace 200-150 millones de años. El fósil más famoso de estos parientes antiguos de las aves actuales es el Archaeopteryx (ver recuadro El Archaeopteryx, un fósil famoso), organismo del tamaño aproximado al de un cuervo, pero dotado de una limitada capacidad de vuelo. En la última década numerosos hallazgos de fósiles (de los cuales una parte significativa son sudamericanos y fueron encontrados por especialistas argentinos) han reforzado considerablemente la idea de que las aves se originaron a partir de este tipo de reptiles. Desde el punto de vista de la citogenética (esto es, de la disciplina que combina el estudio de la estructura y función de las células con la genética) la relación entre aves y reptiles es significativa, por su nexo con los mecanismos de determinación del sexo y con la existencia de cromosomas sexuales en este taxón, como se verá a continuación.

María Inés Pigozzi

María Inés Pigozzi

Centro de Investigaciones en Reproducción, Facultad de Medicina, UBA
Alberto J Solari

Alberto J Solari

Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires

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