¿Quién desarrolla la tecnología que usamos?

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La tecnología atraviesa gran parte de nuestra vida –sino prácticamente toda– y de nuestra cotidianeidad. Su influencia se acentuó drásticamente desde el principio de la pandemia, donde la educación, el contacto con los seres queridos e incluso la actividad física se llevaron a cabo a través de una computadora o de un celular.
Para generar la tecnología que los alimenta hace falta contar, indefectiblemente, con habilidades de programación. Asimismo, programar es mucho más que contar con conocimientos técnicos de informática. Es encontrar soluciones a problemas y automatizarlas. Detrás de cada app (abreviatura del inglés para ‘aplicación’) o página web hay alguien que identificó un problema y se propuso solucionarlo con tecnología. Cada app en nuestro celular, por ejemplo, es una solución que alguien más pensó y decidió implementar. Al mismo tiempo, la programación es una de las pocas disciplinas que nos permiten llevar nuestras ideas a herramientas disponibles para millones de personas en muy poco tiempo, y con una inversión monetaria muy pequeña: solo se necesita una computadora y aprender a programar.
Contrariamente al imaginario, la tecnología no se genera en solitario y en un garaje. Detrás de la tecnología que usamos hay grandes equipos, a veces de miles de personas, que discuten, intercambian ideas, diseñan y programan las aplicaciones y las páginas web que usamos todos los días. Entonces, ese grupo de personas con conocimientos técnicos toman muchas decisiones en nombre nuestro, las usuarias y los usuarios. Como muchas de nuestras decisiones cotidianas pasan a través de nuestro celular o computadora, es necesario preguntarnos quién o quiénes están detrás de esa tecnología que nos rodea y que condiciona nuestro día a día.

¿DE QUÉ SE TRATA?
Diversidad de género y cultural a la hora de desarrollar tecnología. ¿Abunda o escasea?

¿Cómo se conforman los equipos que generan tecnología?

Hay muchas variables que permiten analizar la composición de los equipos que generan tecnología. Si utilizamos la que se da en denominar ‘étnica’, las empresas de tecnología más grandes del mundo se componen como se observa en el gráfico:

¿Quién desarrolla la tecnología que usamos?
Informes sobre diversidad de Google (2020), Microsoft (2020), Amazon (2020) e Intel (2019).

Como vemos, hay muy pocas personas de origen latino tomando decisiones por nosotros en las principales compañías de tecnología, y mucho menos afrodescendientes. Esto significa que quienes generan las herramientas tecnológicas con las que más frecuentemente interactuamos carecen de la mirada de quienes viven realidades similares a las que vivimos de este lado del globo.
Otra perspectiva que resulta interesante analizar es la composición en términos de género. Un análisis similar al anterior de las mismas compañías muestra cómo es la distribución por género:

Como vemos, hay muy pocas personas de origen latino tomando decisiones por nosotros en las principales compañías de tecnología, y mucho menos afrodescendientes. Esto significa que quienes generan las herramientas tecnológicas con las que más frecuentemente interactuamos carecen de la mirada de quienes viven realidades similares a las que vivimos de este lado del globo. Otra perspectiva que resulta interesante analizar es la composición en términos de género. Un análisis similar al anterior de las mismas compañías muestra cómo es la distribución por género:

Vale aclarar que el género de una persona puede asumir valores no binarios, pero no todas las empresas reportan géneros diferentes del femenino o masculino y es por eso la simplificación.
Existen pocos datos de la composición de los equipos de las organizaciones y las empresas argentinas. Sin embargo, es posible hacer una aproximación extrapolando la cantidad de nuevos inscriptos a carreras afines al desarrollo de la tecnología. La figura de la página siguiente, arriba, representa la distribución por género de las personas inscriptas a carreras relacionadas a la programación en la Argentina:

Como vemos, hay muy pocas personas de origen latino tomando decisiones por nosotros en las principales compañías de tecnología, y mucho menos afrodescendientes. Esto significa que quienes generan las herramientas tecnológicas con las que más frecuentemente interactuamos carecen de la mirada de quienes viven realidades similares a las que vivimos de este lado del globo. Otra perspectiva que resulta interesante analizar es la composición en términos de género. Un análisis similar al anterior de las mismas compañías muestra cómo es la distribución por género:
Fuente: Chicas en Tecnología.

En el período 2010-2015, y en el caso de las universidades que informaron datos desagregados por género en sus carreras, se registraron 102.800 nuevas inscripciones en carreras relacionadas con programación. De este total, el 16% corresponde a ingresos de mujeres y el 84% a varones.

¿Cuáles son los problemas concretos de la falta de diversidad en los equipos?

¿Cómo se ve reflejada esta homogeneización de los equipos en nuestro día a día? Como toda construcción humana, el desarrollo de software responde a las subjetividades del equipo que lo crea. Las minorías subrepresentadas en las empresas y organizaciones que generan tecnología deben enfrentar muchas más barreras para entrar, permanecer y crecer que cualquier hombre cis-blanco con la misma formación y experiencia. En consecuencia, no resulta descabellado pensar que los estereotipos racistas y sexistas subsisten en la tecnología que estas organizaciones desarrollan y que todos los usuarios consumimos todo el tiempo, y a través de la cual se toman decisiones, incluso del orden público.
Por ejemplo, recién a partir de 2018 los asistentes virtuales (todas con voces femeninas, respondiendo al estereotipo de las tareas de asistencia que caen sobre las mujeres) saben cómo ayudar ante violaciones y situaciones de violencia contra la mujer, pero ya desde su surgimiento en 2011 recomiendan líneas de asistencia al suicida o saben qué responder ante emergencias como un ataque al corazón.
La figura al pie ilustra otro caso, el del traductor de Google.
El traductor se comporta de forma no simétrica al traducir de un idioma sin artículos tipeados por género (turco) a un idioma con artículos tipeados por género (castellano).

Como vemos, hay muy pocas personas de origen latino tomando decisiones por nosotros en las principales compañías de tecnología, y mucho menos afrodescendientes. Esto significa que quienes generan las herramientas tecnológicas con las que más frecuentemente interactuamos carecen de la mirada de quienes viven realidades similares a las que vivimos de este lado del globo. Otra perspectiva que resulta interesante analizar es la composición en términos de género. Un análisis similar al anterior de las mismas compañías muestra cómo es la distribución por género:

Cuando en 2014 Apple lanzó su HealthKit (app que ayuda a controlar valores y métricas de salud) podía realizar un seguimiento del contenido de alcohol en sangre, de altura y, para personas con un inhalador, ayudar a controlar la frecuencia con la que se usa. La app permitía incluso controlar la ingesta de sodio. Sin embargo, de todas las opciones que ofrecía la aplicación, Apple logró, de alguna manera, omitir el ciclo menstrual. Este simple ejemplo ilustra cómo no solo los estereotipos de género se perpetúan en las soluciones tecnológicas, sino que los asuntos propios de las mujeres se dejan de lado.

Un potencial con barreras

Las causas de esta desigualdad de género no responden a un único factor, sino a un complejo espectro de situaciones. Lo que se puede observar es que ocurren desde edades muy tempranas cuando ya las mujeres enfrentan grandes barreras para entrar al mundo de la programación y de la tecnología. El informe PISA 2015 revela que el interés de las mujeres por las STEM (sigla en inglés utilizada para denominar a disciplinas como ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) se ve influenciado principalmente por dos factores:

La forma en la que se perciben a sí mismas (qué son buenas haciendo y qué es bueno para ellas).
Su actitud respecto de la ciencia (si piensan que la ciencia es importante, útil e interesante).

Ambos factores están directamente relacionados con el ambiente en el que se mueven y sus procesos de socialización, más que a factores innatos o biológicos, según explica un informe de la Unesco.
Una de las ideas que chicas y chicos tienen sobre la ciencia y la tecnología es que se trata de una actividad ‘difícil’ y que es exclusivamente para personas sobresalientes. Desde los seis años, las chicas son menos propensas que los chicos a asociar personas realmente muy inteligentes con su género. Además, deciden participar menos que sus pares varones en actividades descriptas como ‘para chicos y chicas muy inteligentes’ y, por lo tanto, es muy poco probable que puedan acercarse a actividades relacionadas con ciencia y tecnología.
Asimismo, cuando se les pide a adolescentes de ambos sexos que describan a personas trabajando en diferentes profesiones, ubican, en ciencia y tecnología, a hombres generalmente poco atractivos, de avanzada o mediana edad y con pocas habilidades sociales. Esto aleja a las mujeres de la programación y la tecnología, ya que no pueden verse ni atraídas por la profesión ni reflejadas en ella. Conocer a alguien que trabaje o esté interesado en estas áreas es también una de las principales razones que influyen en la elección de las chicas por estas carreras. Acercarse a alguien con quien identificarse ayuda a deconstruir estos preconceptos y estereotipos acerca de quiénes son y qué hacen las personas que trabajan en STEM.
Sumado a todos los factores enumerados anteriormente, la capacitación, el apoyo y las actividades concretas para desarrollar proyectos reales con tecnología, incentivados desde las familias y la escuela desde edad temprana, son fundamentales en la elección posterior de carrera. Desafortunadamente existe muy poco de esto, principalmente en las escuelas.

Hacia dónde vamos

Programar es una herramienta para llevar ideas a la práctica; es muy importante pensar qué ideas elegimos resolver y quiénes las están eligiendo. Si la discusión para buscar soluciones tecnológicas está concentrada en un solo tipo de persona (varones, cis-blancos) habrá perspectivas e ideas que no serán tenidas en cuenta. Y esto, como vimos en los ejemplos, genera muchísimos problemas, en particular en el desarrollo de productos tecnológicos.
Necesitamos educar para que la programación sea una opción para las chicas (y también chicos) de nuestra región. Es importante que entiendan que con tecnología se puede ayudar a resolver los problemas que a ellas y a sus comunidades les importan. Hay muchos problemas que hoy no están siendo resueltos simplemente porque hasta ahora nadie los identificó o se propuso solucionarlos. Por eso es necesario acercarles a las chicas la posibilidad de elegir qué problemas son importantes para ellas y de proponer soluciones. Difícilmente una app de manera aislada pueda resolver por completo el problema que se proponen. Hay diferentes actores (gobierno, instituciones, sociedad, y varios otros) que necesitan involucrarse también para poder solucionarlos. Asimismo, la tecnología es una gran aliada para ayudar a que ese problema se pueda resolver; darles esta herramienta a las adolescentes es un puente que podemos facilitar.
Por suerte, la tecnología es fácil de cambiar y evoluciona todo el tiempo. Los cambios a nivel tecnológico son vertiginosos, algo de lo que fuimos testigos en el curso de la pandemia. Para poder acompañar estos cambios sin olvidarnos de una perspectiva de género, debemos ser responsables, y respetar y alentar la vocación en ciencia y tecnología en las niñas y adolescentes, acercándoles herramientas, permitiéndoles que experimenten el rol de creadoras de tecnología, no limitándolas al de meras usuarias pasivas. No podemos olvidar la necesidad de visibilizar referentes femeninos para que las niñas se puedan sentir más identificadas, al mismo tiempo que los niños conozcan a todas estas grandes mujeres y, por supuesto, también les inspiren.
Somos muchas las personas y organizaciones identificando la falta de mujeres y, en particular, de mujeres latinas detectando problemas y creando soluciones tecnológicas. Para poder achicar la brecha tecnológica, necesitamos más datos, información y experiencias para poder transformar esta realidad involucrando a diferentes actores como las escuelas, el sector público y privado, los medios de comunicación y las ONG. Los cambios que vemos y por los que trabajamos son consecuencia de un cambio sistémico y con la participación activa de todos estos actores.

LECTURAS SUGERIDAS
BASCO AI, LAVENA C Y CHICAS EN TECNOLOGÍA, 2019, ‘Un potencial con barreras’, BID. publications.iadb.org/es/un-potencial-con-barreras-la-participacion-de-las-mujeres-en-el-area-de-ciencia-y-tecnologia-en
BIAN L, LESLIE SJ & CIMPIAN A, 2017, ‘Gender stereotypes about intellectual ability emerge early and influence children’s interests’, Science, 355 (6323): 389-391. studentexperiencenetwork.org/wp-content/uploads/2017/03/Cimpian_Gender_Stereotypes_Develop_Early.pdf
Google CS Ed Research Group, 2014, ‘Women who choose computer science: What really matters’. static.googleusercontent.com/media/edu.google.com/en/pdfs/women-who-choose-what-really.pdf
Sey A & Hafkin N (ed.), 2019, Taking Stock: Data and evidence on gender equality in digital access, skills and leadership, United Nations University, Tokio. www.itu.int/en/action/gender-equality/Documents/EQUALS%20Research%20Report%202019.pdf
Unesco, 2017, ‘Cracking the code: Girls’ and women’s education in science, technology, engineering and mathematics (STEM)’. unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000253479_eng

M.S. en Ingeniería de Software, University of California, Irvine, Estados Unidos.
Gerente de producto en MuleSoft.
Vicepresidenta de la comisión directiva de Chicas en Tecnología.

Consuelo López
M.S. en Ingeniería de Software, University of California, Irvine, Estados Unidos. Gerente de producto en MuleSoft. Vicepresidenta de la comisión directiva de Chicas en Tecnología.

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