Bouveresse y Sokal: eternamente la Francia eterna

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Bouveresse y Sokal: eternamente la Francia eterna

Se acaba de editar en nuestro país el libro del filósofo francés Jacques Bouveresse, que analiza la reacción de los intelectuales franceses a las críticas de Alan Sokal.

Jacques Bouveresse, Prodigios y vértigos de la analogía. Sobre el abuso de la literatura en el pensamiento. Prólogo de Alan Sokal y Jean Bricmont. Buenos Aires, Libros del Zorzal, 2001.

En 1996 el físico Alan Sokal de la New York University alcanzó inmediatamente la celebridad al haber enviado para su publicación a Social Text un artículo que imitaba la manipulación de la ciencia por los llamados autores ‘posmodernos’ (ver ‘Experimento peligroso’, Ciencia Hoy, 36: 12-15, 1996). El artículo fue publicado y la parodia pronto revelada por su autor, lo cual generó una polémica que se internacionalizó cuando Sokal y el físico belga Jean Bricmont publicaron al año siguiente su libro Impostures intellectuelles (Paris, Odile Jakob, 1997) en el que criticaban pormenorizadamente los abusos de la terminología y los conceptos científicos por parte de muchos autores franceses de moda y a la vez exponían sus críticas a las concepciones relativistas dominantes en la historia, filosofía y sociología de la ciencia (ver ‘Sokal ataca de nuevo’, Ciencia Hoy, 43: 19-26, 1997). Sokal estuvo en Buenos Aires dando una serie de conferencias en el año 1998, cuando amablemente nos concedió una extensa entrevista y pudimos hacer conocer sus puntos de vista a nuestros lectores (ver ‘Entrevista a Alan Sokal’, Ciencia Hoy, 47: 48-57, 1998). Si la pesada ‘broma’ de Social Text llegó a alcanzar la primera plana del New York Times, la publicación de Impostures intellectuelles desencadenó en Francia una inundación de artículos en los grandes diarios y las revistas académicas, en particular, en Le Monde, Libération y La Recherche; ver la página web de Sokal con links a la mayoría de estos artículos, http://www.physics.nyu.edu/faculty/sokal.html. Algunos de los autores criticados respondieron por sí mismos (Derrida, Latour, Kristeva), hubo algunas contribuciones de autores conocidos como Roger-Pol Droit o el físico Jean-Marc Lévy-Leblond y varios artículos periodísticos (algunos equilibrados). Pero lo que marcó el tono de la respuesta fue el indignado clamor de algunos de los corifeos, epígonos, adláteres, émulos y turiferarios de los intelectuales acusados. ‘Cowboys’, ‘positivistas ingenuos’, ‘poco serios’, ‘superficiales’, ‘censores’, ‘gendarmes’, cultores del ‘odio al pensamiento’, estos y muchos otros calificativos fueron volcados con indignado furor sobre Sokal y Bricmont. El cargo más grave que se les imputó, sin embargo, fue el de ‘francófobos’ y enemigos del pensamiento francés cuya sutileza, pensaban muchos, jamás podría ser apreciada por un rústico estadounidense y un mínimo belga.

Miguel de Asúa

Miguel de Asúa

Doctor en medicina, UBA. PhD en historia, University of Notre Dame. Profesor titular, Universidad Nacional de San Martín. Investigador principal del Conicet.