Iluminados por los residuos: una aplicación termoeléctrica que permite producir luz a partir del calor residual y de los componentes de una lampara quemada y una pila agotada.
La mayor parte de la energía eléctrica en la Argentina se produce a partir de la energía térmica que genera la combustión de gas natural. Sin embargo, una fracción mayoritaria de dicha energía no se convierte en energía eléctrica sino que se disipa en el ambiente como calor residual. La termoelectricidad da una alternativa para recuperar una fracción de esa energía perdida, ya que permite generar electricidad a partir del calor residual y de esa manera preservar recursos no renovables como los hidrocarburos.
Los aparatos electrónicos, que consumimos y desechamos junto con las baterías que los alimentan, pueden contener elementos nocivos para la salud como el mercurio y el plomo o, en muchos casos, elementos poco abundantes o caros (oro, platino, tantalio, entre otros). Para cuidar el ambiente, y el bolsillo, es importante tener en cuenta que muchos de estos componentes electrónicos pueden ser reciclados.
En esta nota elaboramos una práctica dirigida a docentes y estudiantes avanzados de nivel secundario, que permitirá trabajar el concepto de termoelectricidad (ver CIENCIA HOY, 160) y la problemática de los desechos electrónicos y su reciclado. Parte de la práctica se basa en armar un circuito electrónico sencillo conocido como ‘ladrón de joules’. Los elementos necesarios para la práctica son económicos y varios de ellos se pueden obtener recuperando componentes electrónicos de una lámpara fluorescente. El circuito permitirá encender una lámpara tipo LED utilizando una celda termoeléctrica o una pila común gastada: sí, una pila que normalmente desechamos.
¿Termo qué?
La termoelectricidad es un fenómeno que permite, en algunos materiales, obtener electricidad a partir de una fuente de calor. Si se tiene un trozo de material, como el que esquematiza la figura 1, y sus extremos se someten a temperaturas diferentes, se producirá una diferencia de potencial eléctrico (voltaje) entre ellos, es decir, se comportará de forma análoga a una pila. Dicho voltaje (V) es aproximadamente igual al producto entre el coeficiente de Seebeck (S), que caracteriza al material, y a la diferencia de temperatura (T1-T2) entre ambos extremos: V = S (T2–T1).
El coeficiente de Seebeck varía de un material a otro, pero en general el voltaje (o tensión) que se logra producir es muy pequeño. El voltaje típico producido en los materiales termoeléctricos más comúnmente utilizados (compuestos de bismuto y telurio) cuando la diferencia de temperatura es de unos 60°C es unas cien veces menor que el voltaje de 1,5 voltios que tiene una pila común AA. Las celdas termoeléctricas, o módulos Peltier (ver recuadro ‘Celda termoeléctrica’), permiten alcanzar voltajes mayores. Aun así, el voltaje obtenido con una celda convencional es insuficiente para prender una lámpara tipo LED blanca que requiere de unos 3 voltios. De modo que en el recuadro de la página siguiente presentamos cómo armar un ‘ladrón de joules’, el circuito que permitirá superar ese inconveniente (figura 2). Finalmente, en el último recuadro brindamos una guía con indicaciones para recuperar componentes de una lámpara fluorescente que sirven para armar el mencionado circuito electrónico.
El experimento
Para poder generar electricidad con la celda termoeléctrica es necesario que sus caras estén a temperaturas diferentes. Es conveniente que la fuente de calor no esté a una temperatura muy elevada, porque las celdas no suelen soportar más de unos 150°C. Además, la temperatura menor debe estar del lado correcto de la celda para lograr el voltaje de signo adecuado.
La figura 3 muestra cuatro ejemplos del experimento propuesto. Si colocamos la celda sobre un radiador (a unos 60°C) (figura 3a), el LED no se enciende porque la celda se calienta uniformemente y no hay diferencia de temperatura entre sus caras. Si la celda se coloca entre el radiador y un recipiente con agua y hielo, se logra una diferencia de temperatura suficientemente grande como para prender el LED (figura 3b). Alternativamente, se pueden usar como fuente fría una lata llena de hielo o un sobre de gel refrigerante sacado del congelador, y un recipiente con agua caliente sobre la cara opuesta de la celda (figuras 3c y 3d). Para poder encender el LED es importante establecer un buen contacto térmico entre las fuentes de calor y de frío y las caras de la celda, por ejemplo, aplicando una gota de aceite de cocina sobre las caras de la celda.
Figura 3. Empleo de distintas fuentes en el experimento propuesto. a) Peltier sobre un radiador a unos 60°C (solo fuente caliente): el LED no se enciende. b) El LED se enciende si se pone un recipiente con agua y hielo sobre el Peltier de la imagen a). c) Peltier sobre una lata con agua congelada y encima un recipiente con agua caliente a unos 80°C. d) Similar a c), sobre un gel refrigerante recién sacado del congelador.
La investigación científica busca desarrollar nuevos materiales termoeléctricos con una menor resistencia eléctrica (disminuye las pérdidas por efecto Joule), una menor conductancia térmica (evita la transferencia de calor no aprovechado de la cara caliente a la fría) y con coeficientes de Seebeck más altos (se generan voltajes mayores). Si además se logra bajar el costo de dichos materiales, podría generalizarse su uso para reducir las pérdidas de energía y reducir costos.