De serpientes y dragones

En algunas lenguas, las palabras ‘serpiente’ y ‘vida’ tienden a confundirse en su connotación. Encontramos en ciertas fuentes a la gran serpiente ‘invisible, atemporal, el señor del principio vital y de todas las fuerzas de la naturaleza’. En el tantrismo, se relaciona con la libido, ‘manifestación renovada de la vida’. La serpiente es la forma del uróboros, que se relaciona con la circunferencia, según Nicolás de Cusa, ‘la idea de Dios’. A la vez, se considera que su cola metida en su boca habla de autofecundación, de vida y también de muerte, puesto que de tal manera inyecta su veneno. Algunas mitologías presentan a la serpiente como el gran dios creador, la gran serpiente de los orígenes, como lo es Atum de Heliópolis, quien dice ‘yo soy quien permanece’; es ‘el primer viejo dios’, el deus otiosus por su perfección inactiva.

Doctora en historia, UBA y Université d’Aix en Provence, Francia.
Investigadora superior del Conicet.
Académica de número, Academia Nacional de la Historia.
Profesora titular de Historia Medieval, UBA.

Nilda Guglielmi
Doctora en historia, UBA y Université d’Aix en Provence, Francia. Investigadora superior del Conicet. Académica de número, Academia Nacional de la Historia. Profesora titular de Historia Medieval, UBA.

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