La Cuestión del Desarrollo vista desde América Latina de Rodrigo Arocena

Un biólogo y un economista comentan un tbabajo uruguayo que relaciona el desarrollo con el ambiente. Ediciones Universitarias de Ciencias (eudici), Montevideo, 1995. 104 páginas.

RESEÑA

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Este libro fue escrito en el marco de la unidad de Ciencia y Desarrollo, perteneciente a la facultad de Ciencias de la Universidad de la República, en Montevideo, y publicado por la propia facultad, en un encomiable trabajo de equipo. Su autor, Rodrigo Arocena, es responsable de la citaca unidad y profesor titular de la fácutad en su área disciplinaria, la matemática.

Se trata de un libro pequeño y conciso, dividido en dos partes. La primera, De ayer a hoy, es una síntesis histórica que intenta precisar el marco de las condiciones en las que surgió y fue evolucionando la reflexión latinoamericana sobre el subdesarrollo, las estrategias que inspiró y sus cenexiones con el proceso de la industrialización continental, hasta desembocar en la llamada década perdida de los años ochenta. En particular, examina la incidencia de la dimensión tecnológica en el subdesarrollo y las propuestas para afrontar la situación de dependencia de estos países. La segunda parte, Mirando a mañana, enfoca el desarrollo a partir de ciertos problemas decisivos para el futuro de los pueblos del continente y de las nuevas propuestas para encararías. Analiza, en especial, las consecuencias sociales de la mutación científico-tecnológica en curso y la evolución de la problemática ambiental y proporciona algunos elementos de juicio sobre los requisitos de la innovación y de, desarrollo autosostenido.

Arocena parte de una lucida reseña de los distintos conceptos del desarrollo y del subdesarrollo, desde la visión original del organismo económico regional de las Naciones Unidas, la CEPAL, pasando por los enfoques de las décadas de los sesenta y setenta y el gran viraje de los ochenta, hasta llegar a nuestros días, en que plantea distintas opciones ante a dependencia tecnológica. Leyendo estas páginas se concluye que afrontar la cuestión del desarrollo requiere grados de participación eniciativa muy superiores a los que hasta ahora hemos conocido, por parte de actores sociales bastante más variados que los que antes se solía imaginar. La mayor originalidad del libro reside en que pone de manifiesto, desde el punto de vista de un científico “puro” permeable a las ciencias sociales, la articulación que existe entre el desarrollo, la ciencia y la tecnología: así’, contiene enfoques novedosos sobre la problemática ambiental, sus aspectos tecnológicos y su relación con la pobreza y el desarrollo sustentanle. Mucho se ha hablado y sensibilizado a la opinión publica acerca de los efectos del desarrollo sobre el ambiente entre otros, la contaminación nuclear, el agujero de la capa atmosférica de ozono, el efecto invernadero, etc.: este libro señala la otra cara de la moneda, la nuestra, la del subdesarrollo, y sostiene que tanto el desarrollo como el suboesarrollo, aunque de distintas maneras, atentan contra el ambiente.

Como clara conclusión, expresa que la preservación y recuperación del ambiente no son viables sin generar e incorporar tecnología, tanto específca para tales fines como, más en general, para enfrentar las tendencias a la degradación ambiental que surgen de la miseria y el estancamiento económico. Y, a la inversa, afirma que el crecimiento técnico-productivo prevaleciente en nuestra época es ambientalmente cada vez menos sustentable, por lo que urge alterar sus lineamientos. Ello supone, entre otras cosas, una reorientación de las prioridades de la investigación para impulsar la innovación técnico-ecológica. que conjugue los requisitos ambientales con transformaciones en los modos de gestión y participación. Todo ello encamina al lector a entender de manera diáfana que es imprescincibie volver a preocuparse por la búsqueda de caminos propios, tal vez en el contexto del paradigma técnico-económico verde, enunciado por Christopher Freeman cuando planteó la cuestión de pensar, diseñar y construir instituciones y tecnologías basadas en conceptos nuevos del desarrollo.

Un libro de lectura fácil, de léxico impecable, de síntesis lúcida, esclarecedor y altamente recomendable.

Pablo E Penchaszadeh

Pablo E Penchaszadeh

Doctor en biología, FCEN, UBA.
Investigador superior del Conicet en el MACN.

Se trata de una interesante contribución a un tema por demás debatido: el problema del desarrollo, con especial énfasis en Latinoamérica. La primera parte, la síntesis histórica de las distintas etapas por las que ha transitado el desarrollo de nuestro continente, se inicia con la inserción de América Latina en la economía mundial a mediados del siglo pasado, que dio comienzo al llamado período de crecimiento hacia afuera, basado en la expansión de las exportaciones de productos primarios. Luego pasa revista al llamado período de crecimiento hacia adentro, gestado a partir de la crisis de 1929, durante el cual los incrementos de la producción y del empleo dependieron preponderantemente de la industria que produce para el mercado interno. Finalmente comenta la llamada década perdida de los ochenta, durante la cual el PBI por habitante bajó un 8,3% (volvió a los niveles ya alcanzados en la década precedente) y empeoró la distribución del ingreso. La segunda parte, a partir del nuevo enfoque de la CEPAL, analiza los problemas actuales del desarrollo del continente y centra la atención en la cuestión científico-tecnológica.

Si bien coincido con el diagnóstico del autor, no lo hago plenamente con las soluciones propuestas. Arocena señala que, luego de la crisis de los años ochenta, la inserción internacional de Latinoamérica se basó en una “competitividad espuria”, basada en bajos salarios y el uso indiscriminado de los recursos naturales. Califica de grave al problema ecológico, dado que los métodos para incrementar rápidamente las cantidades producidas generaron una seria polución ambiental. Señala que la problemática ambiental se plantea de manera específica en el subdesarrollo: si bien en los países avanzados ella tiene que ver con el consumo desenfrenado, en las regiones subdesarrolladas se encuentra ligada a la carencia de recursos. Concluye que el crecimiento económico tiende a ser no sustentable si agrede y daña la naturaleza, y afirma que el círculo vicioso de las relaciones entre pobreza y degradación ambiental muestra que la sustentabilidad no es viable sin desarrollo. Es en este punto donde entra la cuestión científicotecnológica, pues -en su opinión- resulta imposible separar desarrollo sustentable de adecuado progreso tecnológico. Hasta aquí su diagnóstico del problema.

En cuanto a posibles soluciones, el autor considera que resulta necesario estimular la oferta y demanda de tecnología nacional. Para promover la demanda, prepone incentivar su consumo y desestimular el uso innecesario de la importada, mediante cierto grado de proteccionismo tecnológico -no indiscriminado, sino orientado a favorecer la capacidad local en la medida en que sea de alta calidad y de mayor especificidad que la importada-. Para mejorar la oferta de tecnología, propone reforzar la estructura científico-tecnológica incentivando la investigación local de alto nivel, requisito que considera ineludible si se desea alcanzar una competitividad auténtica en los mercados internacionales. Con el fin de lograr este propósito, señala la importancia estratégica de la intervención gubernamental, mediante, por ejemplo, su contribución al manejo de la información, a la asimilación efectiva de nuevos conocimientos, a la negociación internacional para obtener tecnología extranjera, a la asunción de riesgos y a la disponibilidad del necesario crédito.

Considero deseable que el estado apoye el desarrollo científico; pero ello es distinto de promover la demanda de tecnología nacional. En un mundo globalizado, en mi opinión, no existen razones para privilegiar el uso de tal tecnología sobre la extranjera. Si la primera resultara más adecuada para un problema específico, habría que aceptarla aunque no hubiese políticas proteccionistas (corolario: si no fuera más adecuada, seria perjudicial que esas políticas hicieran adoptarla). En todo caso, de lo que se trata es de conseguir la tecnología -nacional o extranjera- más apropiada a las circunstancias locales: si no la hubiese, habría que crearla.

En síntesis, el libro de Rodrigo Arocena es un interesante aporte a un tema por demás dificultoso: la relación entre el avance científico-tecnológico y el desarrollo de nuestro continente. Se puede coincidir o disentir con los elementos de juicio propuestos por el autor como requisitos para el desarrollo de nuestros países, pero la lectura del libro provee al lector elementos de utilidad a los fines de formarse su propia conclusión sobre tan complejo tema. Este hecho, en si mismo, lo hace recomendable.

Edgardo E. Zablotsky

Edgardo E. Zablotsky

Centro de Estudios Macroeconómicos de la Argentina
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