Carta de Lectores

ELIMINACIÓN DE RESIDUOS NUCLEARES

El grupo de artículos sobre repositorios nucleares en la Argentina, aparecido en el número 42 de CIENCIA HOY (sep-oct de 1997), así como las cartas de lectores que salieron en el 43, revelan que se trata de un asunto de tal relevancia, pero a la vez de tal complejidad, que se requerirían notas adicionales para ayudar a fundamentar el debate sobre bases más sólidas. Varios aspectos reclamarían mayores aclaraciones. Uno importante es el concepto de eliminar, ya que la palabra tiene varios significados. Se podría interpretar que los residuos radiactivos se hacen desaparecer, cuando, en realidad, sólo se los inmoviliza durante determinado tiempo en alguna matriz suficientemente resistente a la acción del agua y a otros agentes ambientales. El término técnico de inmovilizar describe más adecuadamente la situación. porque ninguna técnica puede reducir la radiación que emiten los núcleos radiactivos, ni modificar el proceso de desintegración. Por otra parte, si bien es cierto que las técnicas de vitrificación dan los mejores resultados para inmovilizar a los residuos radiactivos de alta actividad, se trata de vidrios de composición especial. no los que fabricaban los romanos ni aquellos usados hoy en botellas o ventanas. La complejidad de inmovilizar tales residuos es tal que se publican por año centenares de trabajos sobre el tema, al que también se le dedican continuamente congresos y reuniones.

Eduardo A. Mari
Capital Federal

· La palabra eliminar se emplea en la nota que publiqué en CIENCIA HOY con el sentido de disposición final de los residuos en un lugar adecuado, como lo constituye el repositorio geológico, en el que se produce el decaimiento de los elementos radiactivos y, por ende, se logra que pierdan su toxicidad. Los residuos radiactivos de alta actividad se componen de elementos químicos sujetos a una desintegración radiactiva en el tiempo, cuya duración depende de su período de semidesintegración. En algún momento, pues, se transforman en elementos estables. Los denominados productos de la fisión (cesio 137, estroncio 90, etc.) generan la casi totalidad de la radiación y desaparecen completamente en 1000 años. Otros elementos radiactivos presentes en los residuos, como el americio 241, tecnecio 99, plutonio 240, plutonio 239 o neptunio 237, tardan entre 10.000 y varios millones de años en desaparecer. Pero no emiten una radiación mayor que la que la población recibe del medio natural en treinta minutos. Hay una notable diferencia entre los residuos tóxicos radiactivos y los convencionales. Mientras los primeros finalmente perderán su toxicidad, los segundos la mantienen en forma permanente.

Norberto Ciallella

ANTIOXIDANTES Y LA YERBA MATE

He leído con mucho interés el articulo de Desmarchelier y Ciccia “Antioxidantes de origen vegetal” (CIENCIA HOY, 44:32-41 1998).

Me llamó la atención, sin embargo, la afirmación de que la yerba mate [Ilex paraguarensis]… contiene substancias, aún no identificadas, capaces de neutralizar la producción de radicales superóxidos en un sistema in vitro…

En el mismo artículo, en una tabla en la que se describen estructuras de productos naturales con actividad antioxidante, se mencionan los ácidos cafeoilquínicos (ácidos clorogénicos).

Precisamente como consecuencia de estudios dirigidos por el doctor Venancio Deulofeu- pudimos confirmar, algunos años atrás, la elevada concentración de dichos productos naturales en la yerba mate elaborada y en hojas frescas (cf. Anales Asoc. Quim. Arg., 52:237-249. 1964). La presencia de estos ácidos, simplemente. ¿no será la responsable de la actividad antioxidante observada en la infusiones de yerba mate?

Edmundo A. Rúveda
IQUIOS
(UNR-CONICET)

· En el artículo citamos los estudios de Eduardo Lissi y sus colaboradores, de la Universidad de Santiago, en Chile, quienes observaron en el extracto acuoso de llex paraguayensis capacidad de atrapar radicales su peróxido.

Cuando afirmamos que las substancias que producen dicha actividad aún no han sido identificadas, nos referimos a que, todavía, no se efectuó el fraccionamiento del extracto para identificar al o a los compuestos que la originan.

No se descarta que los principios activos sean los ácidos cloro génicos pero, por tratarse de un extracto vegetal, cabe la posibilidad de que existan otras substancias con capacidad de captar radicales.

Por otra parte, el hecho de que los ácidos cloro génicos demuestren actividad antioxidante en algunos ensayos, no garantiza que sean los únicos agentes con la capacidad de atrapar radicales su peróxido descripta por Lissi.

Cristian Desmarchelier

¿CÓMO SE ESCRIBE UNA REVISTA DE DIVULGACIÓN CIENTÍFICA?

Siempre me intrigó la divulgación científica. Me resultaba imposible imaginar cómo harían los autores y editores para lograr explicar lo prácticamente inexplicable en otro lenguaje que el de inabordables tecnicismos, fórmulas químicas o ecuaciones matemáficas. John Rennie, el editor del Scientific American, reveló el secreto en la entrega de abril de este año de esa publicación (p.4). Empleó las siguientes palabras (que traduje libremente): Editar [una revista de divulgación científica] es un proceso altamente complejo e imposible de ejecutar sin disponer de mucha maquinaria pesada. Primero, se pasa el manuscrito por el desjerguizante reasignador de frases pasivas, que opera sobre los principios de equivalencia onda-partícula de la mecánica cuántica. La máquina transforma oraciones como la siguiente: Las muestras obtenidas en el sitio 46 fueron sometidas a análisis por múltiples investigadores y subsecuentemente reintroducidas en el ambiente en el que habían sido coleccionadas en otras más parecidas a esta: Examinamos los especímenes y los devolvimos. Para asegurarnos de que, por lo menos cada 200 palabras, las sentencias tengan alguna forma de puntuación, aunque no la necesiten, usamos otra máquina, el remodulador implícito de inflexiones. Pero el equipo más imponente es el facilitador estructural por óptima aleatorización -un híbrido entre un desintegrador de documentos, un ventilador doméstico y una máquina de coser-, que desplaza un manuscrito hasta el nivel subatómico y luego lo recompone. Me pregunto si CIENCIA HOY también recurre a esos admirables productos de la tecnología postmoderna para lograr que alegres ignorantes como yo tengamos la seguramente falsa, pero muy placentera, impresión de haber entendido algo.

Gaudencio Asofós
Córdoba

· Ante tan flagrante revelación de secretos gremiales, varias veces centenarios, por parte de un respetado colega quien al hacerla violó normas hasta ahora invariablemente respetadas, si bien nunca escritas por los integrantes de la venerable corporación de los cientógrafos-, las editores de CIENCIA HOY se ven obligados a confesar que, por razones complejas, en las que intervienen tanto la pereza como el temor al cambio y la falta de subsidios del CONICET y de la Agencia, nunca han destrozado a máquina los manuscritos de los autores. Siempre realizan ese delicado trabajo a mano.

LECTOR PREOCUPADO

A menudo recurro a CIENCIA HOY para ilustrar algunos temas de las materias que enseño en colegios de esta ciudad, pero hoy lo hago a propósito de “Repositorios nucleares en la Argentina”. publicado en el número 42. En una nota del comandante Cousteau que leí hace poco, se relaciona la muerte por cáncer de 50.000 niños en la ex URSS con el programa nuclear de ese país, lo que incluso la entonces academia soviética de Ciencias asumía como costo de dicho programa. También, se cita el diagnóstico de un investigador de la American Cancer Society, para quien el 70% de los casos de cáncer se debe a causas ambientales. Es realmente preocupante que se insista con una fuente de energía tan peligrosa, habiendo otras (eólica, mareomotriz, etc.) que no contaminan. Por otro lado, me parecen peligrosos algunos adjetivos utilizados con relación a las cartas de lectores, como el de lectora alterada que encabeza una carta similar a esta aparecida en el número 43. Aunque no creo que se utilice el mismo calificativo a propósito de mi carta, señalo que confrontar una contaminación que produce cáncer, más que alteración cambio de la esencia o forma de una cosa- parece la actitud lógica.

Ricardo E. Chambers
Escuela Nº 1 de Educación
Técnica, Chascomús

La interesante carta del profesor Chambers aborda varios temas. El más importante está implícito en su razonamiento y constituye su premisa básica: que la energía nuclear, por sus efectos ambientales, debe ser excluida sin más de la generación de electricidad. En otras palabras, la cosa es tan terrible que ni siquiera se la puede discutir. También acepta el lector una segunda premisa: que existen fuentes no contaminantes de energía. La posición de CIENCIA HOY, y la razón por la que publica artículos sobre temas intensamente polémicos, como el que nos ocupa, es que todo asunto puede y debe examinarse críticamente. En eso consiste la ciencia: en interrogarse, continuamente por las razones de las cosas y en mostrar permanente escepticismo ante “verdades” establecidas. La revista no toma posición ante la energía nuclear, pero cree que las dos premisas merecen, por lo menos, un examen crítico y que se requiere hacer el esfuerzo de demostrarías. Después de todo, hay muchas personas inteligentes, honestas y con sólida formación académica que están en desacuerdo con ambas. Las decisiones de política ambiental son singularmente complejas y no se prestan a soluciones sencillas, como las que insinúan las cartas de Chambers y de Silvana Luján, la lectora “alterada” de la entrega 42. Sobre estas cuestiones, quizá resulte ilustrativo un artículo publicado en uno de los primeros números de CIENCIA HOY, llamado “La cuestión ecológica: un análisis económico” (4:38-45, 1989). En cuanto al adjetivo que encabezó la carta de dicha lectora (alterada no en el sentido de modificada sino en el de enojada), no lo definió el comité editorial sino ella misma, al afirmar que se sentía ofendida. Igual origen tiene el adjetivo preocupado que se usó ahora.

SOBRE LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER

Al leer el artículo “Proteínas anormales en la enfermedad de Alzheimer”, aparecido en el número 41 de CIENCIA HOY, no pude evitar asociarlo con la carta enviada por Diana Jerusalinsky, publicada en el 35, que replanteaba la evolución de la materia y, por ende, el origen de la vida, así como si los priones, presentes en el tejido nervioso, podrían atacar otros tejidos, tales como los del hígado o los músculos. Manuel Nieto-Sampedro comenta en Investigación y Ciencia (“La regeneración de lo indivisible”, 210: 30-31, 1994): Los protagonistas de la plasticidad neutral son los conjuntos dinámicos glianeurona. Parece claro que la glia regula el crecimiento y la supervivencia de las neuronas, incluidos el crecimiento axonal y la remodelación sinóptica, tanto en condiciones normales como tras una lesión o enfermedades neurodegenerativas. Por otro lado, Wolfgang J. Streit y Carol A. Kincaid-Colton escribieron en la misma revista (232: 16-21, 1996): …las células de la microglia son los macrófagos del cerebro. Según parece, el sistema nervioso central mantiene bastante a raya a la microglia, obligándola a que sus secreciones mas comprometedoras no sobrepasen ciertos límites, incluso cuando responden ante una lesión o una enfermedad; si así lo fuera, resultaría imposible sobrevivir ya que la microglia está extendida por todo el cerebro.[…] La hiperactividad de la microglia guarda relación con la demencia que sufren los sidosos. En la enfermedad de Alzheimer abundan las placas seniles: regiones anormales en las que depósitos de un fragmento de sustancia amiloide se mezclan con las terminaciones de neuronas lesionadas. Se supone que estas placas contribuyen a la muerte de neuronas que subyace en la merma de facultades mentales. […] Para nosotros, la sustancia amiloide beta provoca las alteraciones a través de la microglia. Se sabe ya que las placas seniles portan altos niveles de interleuquina I y otras citoquinas, sintetizadas por la microglia.

Edgardo D. Aramburu
La Plata

Acerca de la primera parte de la carta, las evidencias experimentales obtenidas en los últimos cuatro años indican que la formación de fibras de amiloide a partir de monómeros de péptido Aß respondería a una cinética de tipo nucleacióndependiente, proceso que ha sido muy bien estudiado tanto en la génesis de los microtúbulos del citoesqueleto como en la de los flagelos bacterianos. Su fase limitante es la de la formación de un núcleo, durante la cual el péptido es, aparentemente, soluble y no hay agregados fibrilares detectables. Una vez formado ese núcleo -o varios núcleos-, el proceso se acelera y el incremento de la formación de fibras en función del tiempo sigue una cinética de seudo primer orden -constituye la llamada fase de elongación- hasta alcanzar un estado estacionario en el que el péptido incorporado en la fibra está en equilibrio con el péptido soluble. En estas condiciones, el péptido se encuentra en una concentración denominada crítica, en la cual se pueden formar las fibras. Si en ese momento se añade una “semilla” de fibra amiloide preformada, la etapa de nucleación se saltea y se observa la fase de elongación, sin latencia previa.

Existen varios puntos en común entre prionosis y amiloidosis. Uno es la transición de estructuras con conformación a hélice hacia la hoja plegada ß (véase “La estructura de las proteínas”, CIENCIA HOY 29:32-35, 1995). En el caso del prión, estas serían PrPc y PrPsc, respectivamente, y Aß soluble y Aß fibrilar en la enfermedad de Alzheimer. Aunque los mecanismos que determinan esta transición no se conocen, existe una gran diferencia entre el prión y Aß. La forma anormal del prión -la PrPsc_ podría transmitir esa conformación aberrante reclutando moléculas normales de PrPC, lo cual constituye la explicación aceptada, actualmente, para la transmisión de las enfermedades por priones. Por el contrario, no existe evidencia alguna de transmisión de la amilo idosis por Aß aunque, en teoría, esta seria posible si aceptamos la hipótesis de la cinética nucleacióndependiente antes mencionada. Pasando a la segunda parte de la carta, es evidente que las neuronas son las células selectivamente afectadas en la enfermedad de Alzheimer. Su deterioro constituye un hecho clave para la evolución de la enfermedad. Sin embargo, tanto el sistema inmune como el nervioso de los pacientes presentan disfunciones: se ha detectado un déficit en la producción de interleuquina 1 por los monocitos de sangre periférica y un incremento, en el cerebro, de citoquinas pro-inflamatorias, las interleuquinas 1 y 6 (véase “La respuesta inmune”, CIENCIA HOY 36:22-33, 7996). Estos hechos, junto con la marcada proliferación glial observada en las zonas afectadas del cerebro, sugieren que la desregulación de citoquinas podría estar patológicamente relacionada con el depósito de Aß insoluble. Las células accesorias que participan de la reacción inflamatoria en el cerebro son los astrocitos y las microglias. Frente al daño, los astrocitos responden rápidamente, sintetizando grandes cantidades de la proteína citoesquelética GFAP (glial fibrillary acidic protein) y liberando diversas neurotoxinas incluyendo al TGFfß (tumor growth factor), interleuquina 6, glutamato y metabolitos de los ácidos grasos poli insaturados, como también, radicales oxidantes y proteínas asociadas al amiloide, por ejemplo la antiquimiotripsina y la apolipoproteina E. Se ha demostrado que el Aß fibrilar tiene efecto quimiotáctico sobre microglias y que induce su activación. Las microglias activadas llevan en sus membranas marcadores (o sea, ciertas proteínas especificas) propias del repertorio monocito/macrofágico, modifican su morfología y producen proteínas que no se encuentran en estado de reposo. Las microglias que expresan HLA-DR y ß2 integrinas se encontraron asociadas a las placas clásicas y no a las amorfas, constituidas por amiloide no fibrilar. Ello sugiere que la activación de las microglias estaría asociada con la fibrilo génesis de la proteína amiloide. Se supone que los factores solubles secretados por estas células tienen una función importante en la sobre vida de las células nerviosas. Se sabe que, si las neuronas no pueden recibir el suplemento adecuado de citoquinas proveniente de las células accesorias, llegan a desregularse metabólicamente y mueren rápido, muy probablemente, debido al desbalance producido en su sistema redox. Se ha demostrado que las microglias se modifican con la edad, lo que favorece la destrucción neuronal. Es probable que las células accesorias, cuando detectan riesgos letales para las neuronas, inicien o incrementen la producción de citoquinas para reparar el daño pero es igualmente probable que, al estar alterada la bioquímica del entorno cerebral, se desregulen los sistemas de freno y las microglias se conviertan en células peligrosas.

Laura Morelli y Eduardo M. Castaño

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