Los científicos argentinos nos quejamos amargamente de lo poco que nuestra sociedad “valora”la ciencia. En este original artículo se para revista al modo en que otros países han sabido reconocer el aporte de sus científicos más destacados, reproduciendo sus imágenes en billetes de circulación corriente.
El dinero no puede comprarte amigos… pero puede conseguirte una mejor clase de enemigos.
Spike Milligan
Esta colección de billetes con figuras de científicos y sus descubrimientos nos invita a profundizar en la historia de las ciencias y nos abre la puerta a la reflexión sobre el destacado lugar que los científicos ocupan en otras sociedades.
El destino suele ser signado por acontecimientos fortuitos antes que por el más mezquino de los cálculos. Uno de aquellos hechos tuvo lugar en el verano inglés de 1991, durante un congreso de espectroscopia realizado en Londres. Un físico austriaco presentó, en una de las transparencias con las que ilustraba su charla, la imagen del billete de 1000 chelines austríacos (unos $100), de circulación actual en su país. El anverso del billete muestra la imagen del físico Erwin Schrödinger ya anciano, y un logotipo en espiral que encierra la letra griega y , (psi), en representación del más grande de sus logros: las ecuaciones de onda de la mecánica cuántica (figura 1). El conferencista se quejó, a continuación, de que aquel billete no era el de mayor denominación en Austria: el mérito le correspondía al de 5000 chelines, que lleva impresa la imagen de Wolfgang Amadeus Mozart. Era una doble ironía. Equivalía no solo a suponer que un científico de la talla de Schrödinger debía indiscutiblemente estar presente en un billete, sino que, en tal caso, debía también corresponderle el mayor valor de circulación.
Un segundo hecho casual ocurrió durante mi primera visita a la Universidad Libre de Berlín, en una mañana del invierno alemán de 1993. Luego de cambiar unos dólares por marcos, noté que en el actual billete alemán de 10 marcos aparecía el rostro ligeramente sonriente del célebre matemático Karl Gauss (figura 2). No sólo eso: a su izquierda se reproducía una exquisita curva gaussiana. Quizás no puedan discernirse completamente los detalles (figura 2), pero el billete tiene perfectamente marcadas las escalas en ambos ejes, e incluye la célebre fórmula de la campana de Gauss: Un detalle típicamente alemán.
Alejandro C Olivieri
Investigador superior del Conicet. Profesor titular, FCBYF, UNR.
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