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Cuchillo de piedra partido. Foto: gentileza investigadores.

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ARQUEOLOGÍA

De Catamarca a Egipto: convocaron a un arqueólogo del CONICET para analizar una tumba de la Antigua Tebas

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Lucas Gheco dentro de la tumba que perteneció a Amenemhat. Foto: gentileza L Gheco.

Por Sergio Patrone Firma Paz

Lucas Gheco realizó tareas de excavación y documentación en Lúxor, en una tumba de 3500 años de antigüedad.
Oriundo de Santa Fe capital, Lucas Gheco, arqueólogo del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), en 2006 se mudó a Catamarca para estudiar la licenciatura en Arqueología en la Universidad Nacional de Catamarca (UNCa). Luego hizo el doctorado en Ciencias Antropológicas en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) que finalizó en 2017, pero manteniendo como lugar de trabajo como becario doctoral y posdoctoral, y actualmente investigador asistente, en el Centro de Investigaciones y Transferencia (CIT) Catamarca (CONICET-UNCa) en la línea de investigación Arqueología y Patrimonio Cultural. También es docente del Instituto de Investigaciones sobre el Patrimonio Cultural en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM).

Desentrañar esa compleja “historia en la pared”
Gheco formó parte de una misión conjunta entre investigadores de Argentina y Brasil, en cooperación con el Ministerio de Antigüedades egipcio en Lúxor, Antigua Tebas, donde se realizaron tareas de excavación y documentación de una tumba de la antigua necrópolis tebana. Dicha tumba perteneció a Amenemhat, un escriba, supervisor de graneros y contador de panes que vivió durante el reinado de Tutmosis III, gobernador de Egipto entre c. 1479 a 1425 a. C.

Figura dentro de la tumba que perteneció a Amenemhat. Foto: gentileza L Gheco.

El proyecto, dirigido por la Dra. Bernarda Marconetto, investigadora independiente del CONICET en el Instituto de Antropología de Córdoba (IDACOR, CONICET-UNC) y el Dr. José Pellini de la Universidad Federal de Minas Gerais, plantea una mirada decolonial de la arqueología egipcia que trascienda el énfasis en el período faraónico para incluir la totalidad de los episodios de reutilización de la tumba hasta la actualidad.
El trabajo de Lucas Gheco se focaliza en el análisis de las complejas historias de confección y transformaciones de las paredes y techos pintados y grabados de la tumba. “Esta tumba fue elaborada hace casi 3500 años, pero las paredes no sólo contienen los motivos de ese primer momento “inaugural” sino que son las depositarias de una extensa historia cuyas últimas marcas no tienen más de algunas décadas”.
Y señala que: “A partir de la observación detallada de pequeñas superposiciones entre las figuras, de las técnicas de confección utilizadas, de las diferencias estilísticas entre los motivos, entre otros indicios, podemos desentrañar esa compleja “historia en la pared” y así conocer cada uno de los episodios que la formaron y modificaron. Si bien aún estamos en pleno trabajo de análisis de los datos, hasta el momento existen algunos elementos para comenzar a pensar en dos momentos de pintado distintos realizados durante el período faraónico y un momento de ocupación relativamente moderno de la tumba por las poblaciones locales que viven en la necrópolis tebana desde hace siglos. También existen algunos indicios en las paredes que pueden vincularse a otros episodios, aunque esto deberá explorarse mejor en los próximos años”.

De Catamarca a Egipto
Claro que la propuesta de investigar en Egipto no es casual y tiene que ver con más de diez años de experiencia en exploraciones de cuevas con pinturas rupestres de distintos sitios arqueológicos, especialmente el de Oyola en Catamarca. “Me invitaron a Egipto para aplicar una metodología que hemos usado y perfeccionado para el estudio del arte rupestre prehispánico de la sierra de El Alto-Ancasti, en el este de Catamarca. Allí, junto con un extenso equipo de investigadores y estudiantes pertenecientes a distintas instituciones como el CONICET, la UNCa, la UNSAM y la UNC exploramos las historias de uso, producción y modificaciones de las cuevas con pinturas rupestres”, afirma Gheco.
Y agrega: “A partir de la combinación de un meticuloso análisis visual de las paredes, de la excavación estratigráfica de los sedimentos del suelo de las cuevas y del análisis químico de pequeñas muestras de las pinturas, pudimos reconocer allí un extenso proceso histórico de ocupaciones de los abrigos y transformaciones en los frisos pétreos. Y es esta metodología lo que intentamos trasladar a Egipto, aunque por el momento sólo limitada al análisis visual de las paredes. Creemos que esta perspectiva de análisis nos aproxima a una visión del pasado en donde se expresa la complejidad de la historia, sus matices, cambios, tensiones”.
En cuanto a futuros desafíos, Gheco está enfocado en continuar con los estudios sobre el arte rupestre del este de Catamarca, en Oyola, pero también en varios sitios arqueológicos próximos. “Resulta muy enriquecedor poder aplicar esa metodología y alternativas técnicas al estudio de otros lugares, alejados en términos sociales, espaciales y temporales. Y Egipto es una excelente oportunidad para eso, no sólo como campo de aplicación sino también como laboratorio para ensayar nuevos enfoques que, espero, sirvan también para avanzar en el estudio del arte rupestre de Catamarca”, sostiene el joven arqueólogo.


CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES

Nuevas evidencias sobre la extinción de los mamíferos gigantes en América

Investigadores del CONICET hallaron en Olavarría artefactos de caza y huesos de un perezoso gigante que datan de hace aproximadamente 12.600 años.
Por Miguel Faigón

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Herramientas de piedra encontradas en Campo Laborde. Foto: gentileza investigadores.

El momento en que se produjo la definitiva extinción de los grandes mamíferos del Pleistoceno (comenzado hace cerca de 2,6 millones de años y culminado hace unos 12 mil años) y el rol que jugaron los seres humanos en su desaparición son ejes de controversias entre los arqueólogos y paleontólogos del continente americano.
Dataciones de Carbono 14 sobre los huesos de grandes mamíferos extintos hallados en la región pampeana de la Argentina, sugirieron que algunos de estos grandes animales pudieron haber habitado la zona hasta hace aproximadamente 8 mil años, ya durante el Holoceno, varios milenios después de su desaparición en el resto de América.
“De alguna manera, se creía que los pastizales pampeanos podrían haber servido de refugio para los herbívoros gigantes del Pleistoceno, y que las poblaciones indígenas no los habrían cazado intensamente”, explica Gustavo Politis, investigador superior del CONICET y director del Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Paleontológicas del Cuaternario Pampeano (INCUAPA, CONICET-UNICEN) ubicado en Olavarría

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Cuchillo de piedra partido. Foto: gentileza investigadores.

Sin embargo, recientemente una investigación dirigida por investigadores del CONICET publicada en Science Advances cuestiona dicha hipótesis, a partir del hallazgo, a orillas del arroyo Tapalqué en el Partido de Olavarría, de los huesos de un perezoso terrestre gigante (Megatherium americanum) junto con las herramientas de piedra usadas para cazarlo y cortarlo que, según dataciones establecidas con métodos precisos, tendrían cerca de 12 mil seiscientos años.
“Varias líneas de evidencia permitieron reconocer el procesamiento del megaterio por parte de los grupos humanos como, por ejemplo, la identificación de huella de corte sobre los huesos realizadas con las herramientas de piedra y la confección de instrumentos con las costillas del perezoso”, explica Pablo Messineo, investigador adjunto del CONICET en el INCUAPA y uno de los autores del trabajo junto a Politis.
Las excavaciones fueron realizadas en el sitio conocido como Campo Laborde y gracias a un set de dataciones de Carbono 14, para las que se usaron métodos más precisos para la extracción del colágeno de los huesos del megaterio, se pudo obtener información original y de alta calidad con relación al impacto directo de los grupos humanos sobre la especie encontrada en particular y sobre los mamíferos gigantes en general. El espécimen cazado, del cual pudieron recatarse decenas de huesos, pesaba alrededor de 4 toneladas.
“La edades Holocénicas (menores a 12 mil años) obtenidas previamente se debieron a la degradación y perdida del colágeno en los huesos y por la contaminación de la materia orgánica de los sedimentos que rejuvenecieron las edades de Carbono 14, contaminantes que no pudieron ser removidos totalmente con las técnicas estándares de extracción del colágeno”, explica Thomas Stafford Jr. de la Stafford Research LLC (Colorado, Estados Unidos), especialista en datación de Carbono 14 y otro de los autores del trabajo.
Hasta el momento, Campo Laborde es el único sitio en América donde se documentó que los grupos indígenas antiguos cazaron este perezoso terrestre gigante. De acuerdo a Politis, los resultados obtenidos permiten evaluar cuál fue el rol de los grupos cazadores en la extinción de la fauna gigante Sudamericana. “Las nuevas dataciones reducen a aproximadamente 2 mil años el tiempo de coexistencia entre los humanos y los megamamíferos en las Pampas de Argentina”, concluye el investigador.
Del estudio también participó Emily Lindsey de La Brea Tar Pits and Museum (California, Estados Unidos).


NOTICIAS INSTITUCIONALES

El CONICET subió 74 posiciones del Ranking SCImago 2019: es la mejor institución gubernamental de ciencia de Latinoamérica

El ranking mide las instituciones y universidades centradas en la investigación científica en todo el mundo

El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) escaló a la posición 183 en el Ranking SCImago 2019, que mide la evaluación de casi 6500 instituciones académicas y científicas centradas en la investigación de todo el mundo. De esa manera, subió 74 posiciones del anterior ranking, confeccionado en 2018, que lo ubicaba en el puesto 257.
Si se consideran los organismos de gobierno de Latinoamérica dedicados a la investigación, el CONICET se ubicó primero en el ranking. Además, sobre la totalidad de los organismos públicos, privados y educativos, se refleja que el CONICET es la mejor institución en ciencia del país y la segunda mejor de toda la región.

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En ese mismo ámbito de instituciones gubernamentales, pero a nivel global, se ubicó en el puesto 21 de entre casi 1400 instituciones, escalando 23 posiciones respecto del ranking de 2018, y se posiciona en el puesto número 12 en el mundo, en lo que respecta al indicador Investigación en instituciones de gobierno.
Entre los criterios de medición, Scimago considera como factor más relevante lo relacionado a la Investigación en función de la producción científica publicada y que en su conjunto tiene una valoración del 50%. Estos indicadores miden el impacto normalizado de la producción científica, la excelencia medida en función de la publicación en los que la institución es el principal contribuyente, el total de publicaciones realizadas en el período, el liderazgo científico adquirido a nivel institucional, la colaboración internacional y como un nuevo indicador este año se suma el porcentaje de documentos publicados en revistas Acceso Abierto.
En el puesto número uno del ranking SCImago, se ubicó la Academia de Ciencias de China.