Un vecino amigable

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Un reciente artículo en Nature describe el descubrimiento de un planeta de tamaño similar al de la Tierra orbitando la estrella más próxima al Sol, una enana roja casi diez veces más pequeña que este llamada Proxima Centauri. Está localizado a unos 4,2 años luz de nosotros y a unos 7 millones de kilómetros de su estrella (menos del 5% de la distancia que nos separa del Sol).

Los planetas extrasolares o exoplanetas son muy difíciles de observar directamente, ya que su brillo es muy tenue. Por eso, para detectarlos se recurre a la espectroscopia Doppler, un método que permite medir desplazamientos de la longitud de onda del espectro de luz emitida por la estrella debidos al efecto gravitatorio causado por la presencia de un planeta.

Es un método adecuado para encontrar planetas del tamaño de la Tierra orbitando enanas rojas a distancias que les permitan tener temperaturas compatibles con la vida, es decir, orbitando en la llamada zona templada. Para estrellas pequeñas y poco brillantes, como las enanas rojas, la distancia a que se encuentra la zona templada es diez veces menor que para el Sol. Esto redunda en que el efecto Doppler causado por un planeta del tamaño de la Tierra sea lo suficientemente significativo como para que pueda ser medido con alguna precisión.

El planeta recibió el nombre de Proxima Centauri b y su tamaño es unas 1,3 veces el de la Tierra. Tiene un período orbital de 11,2 días y, si bien reúne ciertas condiciones para permitir vida del tipo que conocemos, no hay evidencias de que haya agua ni de cuales son sus condiciones atmosféricas.

Las enanas rojas son estrellas mucho más activas que el Sol y emiten llamaradas cuya radiación podría limitar la formación de una atmósfera y la evolución de formas primitivas de vida. Tampoco se sabe si los exoplanetas como el que nos ocupa tienen campos magnéticos que los protejan de radiaciones estelares, como sucede con la Tierra.

Sin embargo, se puede afirmar que Proxima Centauri b está a una distancia de su estrella que le permitiría tener una temperatura compatible con la presencia de agua líquida, suponiendo que tuviese atmósfera. Son necesarias más investigaciones para conocer las demás condiciones que lo harían un planeta habitable. Como las enanas rojas son cientos y hasta miles de veces más longevas que el Sol, la vida allí podría evolucionar durante mucho tiempo después que el Sol se apague.

GRAGEAS 4 Comparación del tamaño de la Tierra (fotografía satelital) y de Proxima Centauri b (dibujo). NASA

Más información en Anglada-Escudé G et al., ‘A terrestrial planet candidate in a temperate orbit around Proxima Centauri’, Nature, 536: 437-440, 25/8/2016, doi 10.1038/nature19106.

Federico Coluccio Leskow

Federico Coluccio Leskow

Doctor en ciencias biológicas, UBA. Investigador adjunto del Conicet. Profesor adjunto del departamento de ciencia básicas, UNLU.
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