Aves como microsaurios

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Al principio fueron los megalosaurios y alosaurios de más de una tonelada de peso, que dieron lugar a tiranosaurios y ornitomimosaurios de cien kilos; que a su vez evolucionaron en el alvarezsaurio, de aproximadamente diecisiete kilos; que evolucionó en un oviraptosaurio, que alcanzó a pesar cinco kilos; y así hasta llegar hasta el Archaeopteryx, el ancestro común de todas las aves, de no más de medio kilo. ¿Es posible que, atravesando tiempos geológicos, este haya sido el origen de las aves modernas?

Patrones anatómicos analizados en registros fósiles por métodos de biología computacional revelaron que los animales voladores no son ni más ni menos que una rama del árbol filogenético de los grandes lagartos.

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Así, la miniaturización que experimentaron las aves desde sus enormes antepasados implica no solo cuerpos más pequeños, sino también dramáticos cambios de su anatomía y fisiología, y de los costos del decrecimiento en tamaño y de sus compensaciones. La forma del cráneo (heredada de sus ancestros) y el agrandamiento de los ojos, por ejemplo, estarían relacionados con la capacidad de volar. Otros aspectos, como los dientes más pequeños y su reducido dentado, estarían vinculados solo con el encogimiento general. La progresiva elaboración de plumas, por otro lado, al permitir una aislación más eficiente, facilitaría la evolución de cuerpos más pequeños.

El linaje de las aves ha experimentado una miniaturización sostenida en los últimos 50 millones de años. ¿Seguirá ese camino? Los expertos postulan un ‘tamaño crítico’ para la reducción del cuerpo, más allá del cual se ven afectadas importantes funciones como alimentación, locomoción y reproducción. Algunas instancias de miniaturización podrían representar un mínimo posible tamaño de cuerpo.

Mas información en Benton MJ, 2014, ‘How birds became birds’, Science, 345: 508.

Julio Gervasoni

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