Las observaciones geológicas de Darwin constituyen el aporte menos conocido del padre de la teoría de la evolución y autor del Origen de las especes. En su visita a Sudamérica, a bordo del Beagle, analizó la geología y glaciología de la Patagonia y Tierra del Fuego.
Reflexiones acerca de un aspecto escasamente difundido de la obra de Darwin, relacionado con su viaje o estos tierras.
Charles Darwin (1809-1882) visitó la tierra del Fuego en dos oportunidades, en los veranos australes de 1832-33 y 1833-34, ambas veces en el Beagle, un ten-gun- brig con alrededor de setenta hombres a bordo, comandado por el capitán Robert Fitz-Roy. En este articulo explicamos que no sólo realizó fundamentales contribuciones a la biología y la paleoantropologia, por todos conocidas, sino que también hizo importantes aportes a las ciencias geológicas, en especial a la glaciología y la geología del cuaternario. Efectuó observaciones glacio-geológicas y glaciológicas de enorme valor por su originalidad y por su carácter precursor para la América del Sur y, en alguna medida, también para el mundo; fueron reunidas en su trabajo On the Distríbution of Erratic Boulders and on the Contemporaneous Unstratifled Deposits of South Amenca, leído en la Geological Society el 14 de abril de 1841 y publicado por esa sociedad un año más tarde.
Sus análisis e interpretaciones de los depósitos glaciares, que marcan el inicio de la actividad científica en el extremo meridional de América, fueron realizados antes de que Jean de Charpentier y Louis Agassiz formularan los fundamentos de la teoría glaciológica moderna, ante la sociedad suiza de Ciencias Naturales, en Lucerna, en 1834, y en Neuchátel, en 1837. respectivamente. De allí el mérito y la significación de sus observaciones, a veces poco valoradas por investigadores posteriores.
Hay que destacar que Darwin era muy joven cuando llevó a cabo sus estudios en la tierra del Fuego: llegó por primera vez allí poco antes de cumplir veintitrés años. y era escasamente mayor durante el resto del histórico - para la ciencia occidental - viaje del Beagle, que terminó en 1836, es decir, cuando tenia veintisiete años. Este es un punto que no carece de interés hoy, tanto para los jóvenes investigadores, que a veces tardan en ponerse a pensar por su cuenta, como para los científicos mayores, con frecuencia renuentes a valorar las ideas de aquellos.
Charles Darwin había nacido en Shrewsbury el 12 de febrero de 1809. Su padre. Robert Warning Darwin, era médico; su abuelo, Erasmus Darwin (173 l -1802), había sido naturalista, físico, poeta y miembro de la Royal Society, entidad a la que asimismo había pertenecido su otro abuelo, Josiah Wedgwood. Bajo la influencia paterna, a los dieciséis años, el joven Darwin comenzó estudios de medicina, en la universidad de Edimburgo; fue un estudiante poco entusiasta, si bien a los dieciocho presentó su primer trabajo científico: On the Ovulae of Flustra, a la Plinian Society. En Edimburgo asistió a las clases de geología de un doctor Jameson: le resultaron tan aburridas que, en su autobiografía, diría: el único efecto que produjeron en mí fue la determinación de no leer nunca más un libro de geología ni estudiar esta ciencia... Pero estudios y lecturas posteriores, como las de las obras de Charles Lyell, le permitieron tomar interés por la disciplina y comprender el transporte glaciar de las rocas de su comarca natal, las que había observado con curiosidad en su infancia y a las que los campesinos del lugar consideraban procedentes de lugares lejanos.
En 1828, Darwin se mudó a Cambridge; durante tres años estudió teología, lenguas clásicas, geología. entomologia y botánica. Obtuvo un grado en teología, pero no uno en ciencias, hecho que resulta notable a la luz de su carrera posterior y de la repercusión de su obra en ambientes eclesiásticos. De un profesor de entonces, el geólogo Adam Sedgwick, uno de los fundadores de la estratigrafía moderna, escribió: si hubiera ido a las elocuentes e interesantes lecciones de Sedgwick, probablemente me hubiera convertido en geólogo antes. De él aprendió que science is the way of grouping facts so as to be able to deduce laws or conclusions from them. A lo largo de su vida científica, Darwin siempre recordó estas palabras. De un viaje en el que, finalizando sus estudios, en 1831, acompañó a Sedgwíck a Gales, señaló que los investigadores estaban tan ocupados en estudiar las rocas y hallar fósiles que ninguno vio ni un rastro de los maravillosas fenómenos glaciares a nuestro alrededor; no advertimos ni las rocas claramente estriadas, ni los cantos rodados detenidos en posiciones poco estables, ni las morenas laterales y terminales. Son palabras que merecerían ser transcriptas en los modernos textos de geomorfología. Fue después de ese viaje cuando Sedgwick definió por primera vez el sistema cámbrico, y lo llamó con el nombre romano de Gales, Cambria.
El viaje del Beagle a la América del Sur y las islas del Pacífico, del que Darwin participó como naturalista honorario, comenzó el 27 de diciembre de 1831. John Stevens Henlow, su profesor de botánica en Cambridge, convenció al capitán FitzRoy -que buscaba a gentleman companion and a naturalist- de llevarlo en ese carácter, y su tío, otro Josíah Wedgwood, intercedió ante su padre para que accediera a financiarlo, pues Robert Darwin estaba convencido de que su hijo perdía el tiempo, ya que no había sabido completar una carrera profesional formal.
FitzRoy consignó que llevaba a bordo o young man of promising ability, extremely fond of geology, and indeed all branches of natural history. Aceptó que su pasajero podría retirarse de la expedición cuando lo desease y estableció que pagaría a fair share of the expenses of my table.
Junto con Darwin, fueron embarcados en el Beagle tres aborígenes yámanas, traídos a Inglaterra por FitzRoy en 1829, a quienes este había dado los nombres de Fuegía Basket, York Mínster y Jimmy Button (un cuarto miembro del grupo, Boat Memory, había muerto en Gran Bretaña de viruela). Eran llevados de retorno a su terruño luego de haber sido "educados", convertidos en cristianos y vestidos como europeos. Se esperaba que, cuando se reencontraran con sus congéneres en las márgenes de lo que hoy llamamos el canal Beagle, pudiesen "civilizarlos". En coincidencia con el pensamiento social de su época, Darwin consideraba a estos nativos fueguinos brutos e incivilizados; escribió que no existen seres humanos inferiores a estos en ningún lugar del mundo y que su lenguaje era casi inarticulado. Más de cien años después, investigadores del lenguaje yámana y arqueólogos que estudian las extinguidas culturas fueguinas los ven con una óptica diferente, como pueblo adaptado a uno de los ambientes mas duros del planeta.
Luego de realizar breves escalas en el Brasil, Darwin llegó a Buenos Aires en julio de 1832. Notó la presencia de animales para él exóticos, como ñandúes, guanacos y armadillos, y describió hallazgos de huesos fósiles de los mamíferos pleistocenos extinguidos, por entonces muy comunes a lo largo de las riberas de los ríos pampeanos. También observó la inestabilidad política de las Provincias Unidas del Río de la Plata. que habían tenido catorce revoluciones en sólo doce meses, y la belleza de las niñas de Buenos Aires, entonces una pequeña villa postcolonial (véase recuadro "Extractos del diario de viaje de Darwin"). En octubre de 1832 recibió de Gran Bretaña, por correo, el segundo tomo (ya traía consigo el primero) de la obra cumbre de Charles Lyell, Principles of Geology, libro que marcaría la iniciación de la geología moderna y que tendría una tremenda influencia sobre él durante todo el viaje.
En noviembre del mismo año, el Beagle zarpó hacia la tierra del Fuego; llegó tres semanas después. Para desilusión de Darwin y FitzRoy, que confiaban en el experimento civilizador y misionero - pero como lo habría sin duda anticipado un antropólogo de hoy -, el retorno de los tres aborígenes supuestamente europeizados a su ambiente original, juzgado con los cánones decimonónicos, fue un completo fracaso, pues volvieron plenamente a su forma original de vida en pocos meses.
Pasado el verano austral, el Beagle retornó a Buenos Aires. Hizo una escala en las Malvinas, donde Darwin describió estratos y fósiles marinos del paleozoico superior; también se detuvo en el golfo de San José y en la boca del río Negro. Sobre esta última zona, Darwin escribió: Para un amante de la geología, este sitio es del máximo interés. [...] Las divisiones de los estratos siguen por millas en forma exactamente paralela a la superficie del mar {....} Para un geólogo, es como el Dorado. .{ ...} Había valvas fósiles por todas partes.
Durante la estadía invernal en Buenos Aires, organizó varías expediciones a los ríos Uruguay y Negro y a la zona de Bahía Blanca. En septiembre de 1833 cabalgó más de 750 kilómetros, en trece días, entre la última localidad y Buenos Aires. Conoció a los gauchos pampeanos y su estilo de vida errante en las llanuras ilimitadas. Poco después, recorrió las riberas del Paraná y recolectó huesos y valvas fósiles; concluyó que los mamíferos pleistocenos de la región habían habitado una sabana semiárida, en lugar de la densa foresta subtropical que cubría entonces el área. Durante el primer día de ese viaje cabalgó 130 km.
En diciembre de 1833, el Beagle zarpó una vez más hacia el sur, con el objetivo de alcanzar el cabo de Hornos. En la víspera de la Navidad, en puerto Deseado (que llama Port Desire), recorrió una planicie al norte de la villa, elevada por encima de nivel del mar, y observó: It is curious that on the surface of this plain there are marine shells alike the present ones and that the mollusks still preserve their bluísh color . Al Sur del pueblo encontró ostras en ubicaciones similares. Interpretó, correctamente, que no muchos siglos atrás esos terrenos habían sido submarinos. Si bien subestimó la edad de los fósiles, proporcionó probablemente la primera interpretación de que, en la costa patagónica, en una época interglacial, el mar tuvo un nivel más alto que el actual.
El Beagle exploró la tierra del Fuego durante los primeros meses de 1834 y luego retornó al estuario del Santa Cruz, desde donde FitzRoy, que ya había estado en la región, organizó una expedición de veintidós personas a los tramos superiores del valle de ese río, el más importante de la Patagonia originado en aguas de deshielo. En tres botes unidos por largas cuerdas, el grupo alcanzó el imponente lago Argentino y el pie occidental de los Andes, 500 km al oeste, en trece días.
Darwin obtuvo incontables restos fósiles y mucha información geológica acerca de lo que llamaría the great modern formation of Patagonia, el extenso complejo sedimentario marino-continental de la Patagonia meridional, que data del terciario medio a inferior. Sobre las dimensiones y morfología de la planicie del Santa Cruz, el curso de descarga más importante de la Patagonia, que evacua hacia el Atlántico las aguas de fusión del manto de hielo de montaña que denominamos hielo patagónico sur, reflexionó: my great doubt is how a stream can elaborate such a perfect plain.
En mayo de 1834, el Beagle zarpó de la costa atlántica patagónica y enfiló el estrecho de Magallanes; ancló frente al monte Sarmiento, el pico más alto de los Andes fueguinos, un cerro majestuoso, en el corazón de lo que hoy se denomina con justicia cordillera Darwin, que se puede ver en días claros desde casi toda la isla Grande de Tierra del Fuego. Allí, Darwin describió impressive blue glaciers that descend from the highest peaks to the sea, as large frozen waterfalls; es la primera descripción del manto de hielo de esas montañas.Luego el Beagle continuó hacia el Pacífico y dejó la región que nos interesa en este articulo.
El viaje en el Beagle, del cual Darwin publicó un informe detallado en 1839, a los treinta años, fue decisivo para su vida científica: le permitió hacer innumerables observaciones de plantas y animales, y acumular abundantes datos, a partir de los cuales estableció su teoría acerca de la evolución de las especies animales y vegetales, incluido el hombre. La publicó veintitrés años más tarde, en 1859, en The Origin of Species que trata la aparición de nuevas especies y la extinción de otras por el proceso de selección natural. El libro, como se sabe, generó tanto entusiasmo como controversia, sobre todo por la inclusión de la humanidad en el proceso evolucionista. Y si bien en ciertos ambientes la evolución no es aceptada - por ejemplo, por los llamados creation scientists en el mundo anglosajón -, la visión darwiniana hoy íntegra la explicación que la mayoría de los científicos consideran más adecuada para entender los cambios de la vida en la Tierra.
Sin perjuicio de lo anterior, este artículo apunta a demostrar la importancia de las contribuciones de Darwin en el campo geològico.
Sus observaciones sobre geomorfología, geología del cuaternario y glaciología de la Patagonia y la tierra del Fuego fueron mencionadas en el primer párrafo de la nota; no es la única vez que abordó tales temas, ya que también se ocupó de la geología de Caernarvonshíre, en Gales, acerca de lo cual tenemos noticias de una comunicación a la Geologícal Socíety en diciembre de 1841, publicada pocos meses después en el Journal of Geology. En el resto de la nota, comentaremos sus observaciones geológicas patagónico-fueguinas.
En el viaje del Beagle hacia el sur, advirtió que no se veían bloques rocosos (boulders) en las planicies orientales del continente sudamericano hasta llegar a las orillas del río Santa Cruz, y que allí dichos bloques no estaban sobre la costa sino en el valle del río, a unas 100 millas geográficos terrestres desde el Atlántico y 67 millas desde las pendientes más cercanas de la cordillera. Constató que a 55 millas de las montañas, eran extraordinariamente numerosos y describió su litología exótica (metamorfitas, lavas basálticas), su angulosidad (muchos se asemejaban a fragmentos de roca al pie de un precipicio) y su abundancia. El sitio era, sin duda, la estancia Cóndor Clíff, donde los depósitos glaciares indican la posición más externa de los hielos pleistocenos procedentes de esas latitudes de la cordillera andina. Darwin dibujó una sección estratigráfica con unos 70m de rodados sobre unos 110 m. de la lava basáltica: es, probablemente, la primera mención y representación gráfica de los rodados patagónicos, o Patagonian Shingle Formation, como los denominara, guijarros gruesos, bien redondeados, mayores que grava de hasta 8-10 pulgadas de diámetro{...} con grandes bloques angulares diseminados en la superficie.
LOS GRANDES BLOQUES ERRÁTICOS ANGULARES CORRESPONDEN A LAS MORENAS GLACIARES MAS ANTIGUAS DEL VALLE; LA CAPA DE RODADOS, A DEPÓSITOS GLACIARES CUATERNARIOS; LOS ESTRATOS DELGADOS SON DE TIPO SEDIMENTARIO Y DEL TERCIARIO, Y LOS ESTRATOS CON PEQUEÑOS GUIJARROS, DE TIPO FLUVIAL Y TAMBIÉN TERCIARIOS.
Atendiendo al tipo de roca, Darwin reconoció la identidad de proveniencia de los rodados superiores y de las capas situadas debajo de las basálticas, y las consideró de origen submarino, de acuerdo con la concepción vigente en la época, según la cual los depósitos glaciares y los grandes bloques erráticos de ese origen habían sido dejados sobre la superficie de los continentes, durante la supuesta expansión de los mares en el diluvio universal, por la acción de témpanos a la deriva. El término drift, o deriva, proporciona aún la denominación genérica de depósitos glaciares.
Darwin describió la planicie glacifluvial del Santa Cruz, las terrazas de su valle y su estuario; en la porción inferior de este reconoció depósitos marinos recientes. Advirtió las relaciones estratigráficas entre la terraza fluvial más joven, que muestra bloques procedentes de la cordillera, y los depósitos marinos, que deberían haberse formado poco antes del período de las valvas actuales. También discutió el origen de un bloque errático aislado, de siete pies de circunferencia, de roca feldespática, encontrado a 110 millas de la cordillera, cuyo origen atribuyó a su inclusión en hielo fluvial. Y mencionó que otro observador había visto grandes bloques de rocas primitivas en el cabo Gregorio, en la costa norte del estrecho de Magallanes, donde autores recientes han reconocido la presencia de depósitos morénicos de la última glaciación.
Refiriéndose a los depósitos glaciares que cubren el relieve en el sector oriental de la tierra del Fuego, concluyó que este está constituido por acantilados de la formación Patagonia, sobre los cuales hay depósitos de origen mucho más reciente. Describió correctamente su litología, y mencionó que, hacia el estrecho de Magallanes, tienen la consistencia de fango endurecido de grano grueso, en el cual las partículas no están separadas según su tamaño. Encontró que esas capas contenían fragmentos angulares y redondeados, junto a grandes bloques, de varios tipos de rocas, [...] los cuales no aparecen en las cercanías y observó, con agudeza, que los fragmentos se disponen generalmente sin orden alguno, [...] pero en algunas partes del acantilado la masa está dividida por capas de rodados estratificados, y estos son más frecuentes en la porción superior, un hecho que he observado en otros lugares. Es una precisa descripción del till (o depósito glacial no estratificado que se encuentra en las morenas producidas por el avance y retroceso de los glaciares), material típico de estos depósitos, y de su relación con las gravas fluvioglaciares suprayacentes.
En otras localidades, Darwin identificó grandes bloques erráticos a menudo incluidos en materiales de grano fino y delgada laminación, sin duda guijarros caídos de témpanos, drop - stones, cuya roca parental no puede estar a menos, y probablemente mucho más, de 120 millas geográficas, pero reconoció que en el acantilado solo había podido observar dos bloques erráticos, si bien son numerosos en las playas [...] pero como no parecen dispersos en la superficie del terreno [...] debo concluir que estaban originalmente incluidos en estos depósitos.
Darwin fue, asimismo, precursor de la paleogeomorfología de la región. cuando escribió que. en la bahía de San Sebastián, la forma del terreno muestra claramente que, mucho antes de la [...] elevación que atestiguan los valvas marinas recientes, un amplio canal [...) conectaba la porción media del estrecho de Magallanes con el mar abierto. Se refiere a la depresión entre las bahías Inútil y San Sebastián, un antiguo valle glaciar excavado por una lengua difluente del gigantesco glaciar de Magallanes, que ocupó esta depresión y alcanzó la plataforma submarina atlántica en, por lo menos, las cuatro glaciaciones pliopleistocenas que precedieron a la última. Algo similar advirtió en la zona del cabo Negro y la península Brunswick, entre el seno Otway y el estrecho de Magallanes, características que han sido reconocidas en trabajos recientes.
En el extremo sureste de la tierra del Fuego, incluyendo la boca oriental del canal Beagle y la isla Navarino, Darwin reconoció depósitos glaciares de similar aspecto y litología, y observó con acierto que los bloques erráticos provenían de una distancia de sesenta millas y. algunos, probablemente de una bastante mayor. Denominó correctamente till a esos depósitos, siguiendo a Lyell, por comparación con aquellos de Escocia, Inglaterra y otras zonas de Europa septentrional.
El origen de tales sedimentos glaciares interesó a Darwin, y si bien atribuyó su génesis a depósitos de fango, arena y bloques, procedentes de la fusión de témpanos a la deriva, o drift-ice, como se creía en la época, no dejó de expresar algunas dudas, basadas en sus observaciones. Cuestionó la ausencia de estratificación y de restos fósiles marinos en el till, lo cual le parecía incongruente con su origen. Aun cuando Darwin aceptaba la idea de Lyell acerca de la acción perturbadora de los témpanos varados como causa de esas ausencias, sus dudas preanuncian el triunfo de la teorías glaciológicas de Agassiz y Charpentier, inminentes entonces en Europa.
Darwin analizó dos secciones estratigráficas de la bahía San Gregorio (Gregory Bay), en el estrecho de Magallanes. Una, compuesta por fangos arenosos amarillentos, finamente laminados; la otra, formada por capas areno-arcillosas, fuertemente plegadas, intercaladas entre estratos no plegados. Cuestionó que estas capas replegadas hubieran sido deformadas por violencia común desde abajo - es decir, por tectonismo -, y optó por la propuesta de LyeII acerca de la intervención de procesos glaciares, tales como la acción lateral de témpanos varados en el fondo del mar. Hoy se acepta lo que Darwin había sospechado.
Luego de describir los depósitos de Chiloé, discutió la edad de las capas con bloques (boulder formations) de esa isla y de la tierra del Fuego, y llegó a la conclusión de que deberían haberse acumulado desde los comienzos de la era post-pliocena, o muy poco antes. Las duraciones y limites temporales del plioceno y el pleistoceno - denominaciones acuñadas por Lyell - se han modificado desde aquellas épocas, como consecuencia de los procedimientos, definidos a partir de 1950, de datación por radiactividad; entre otros, los basados en potasio-argón y carbono 14. Tales técnicas determinan edades absolutas y reales en años, y se valen de la descomposición radiactiva a lo largo del tiempo de determinados elementos. A pesar de que Darwin no contaba con esas herramientas, sus estimaciones alcanzan asombrosa precisión. Hoy asignamos una edad de entre 1,5 y 2 millones de años a las glaciaciones más antiguas de la tierra del Fuego, que acontecieron cerca del límite entre el plioceno y el pleistoceno convencionalmente fijado 1,6 millones de años atrás.
Destacó que ni al norte de Chiloé, en el Pacífico, ni en las costas de la Patagonia, ni en el Plata tuvo oportunidad de ver till o bloques erráticos, observación correcta, pues, efectivamente, los glaciares pleistocenos no alcanzaron las costas pacificas al norte de Chiloé, ni las atlánticas al norte de la ría de Gallegos. Darwin consideró que, en ambos hemisferios, la dispersión de los bloques erráticos llegó a similares latitudes, y que las capas de till sólo podrían hallarse en posiciones comparables. La noción de que los fenómenos glaciares se restringirían a las zonas de climas fríos, base de la naciente teoría glacio-lógica, estaba incubándose en la visionaria concepción darwiniana.
Describió los glaciares de la tierra del Fuego y los abundantes témpanos del canal Beagle occidental con precisión y maestría, y comparó sus observaciones con datos sobre localidades europeas de similares latitudes. En una de sus exploraciones, visitó un glaciar del cual descendía un pequeño arroyo y reconoció un amplio promontorio que sin duda era originalmente una morena lateral que se prolonga casi media milla más allá de la extremidad del glaciar y tiene partes cubiertas por árboles viejos; aquí debemos inferir que el glaciar se extendía considerablemente más allá de lo que hoy lo hace.
Esta observación resume la teoría glaciológica y toma en cuenta la existencia de morenas recientes, próximasal borde del glaciar, pertenecientes a las neoglaciaciones del holoceno (es decir, el periodo geológico de los últimos 10.000 años, o subdivisión más reciente del cuaternario), en particular a la llamada pequeña edad de hielo, de los siglos XVI a XIX de nuestra era. Cuando Darwin visitó la tierra del Fuego, esta última neoglaciación estaba finalizando y los glaciares retrocedian. Aunque no creyó posible extender los destacables descubrimientos de Venetz, Charpentier, Agassiz y otros, acerca de la gran extensión en Europa de morenas formadas por antiguos glaciares, a todas las regiones que visitó, es importante destacar su reconocimiento de que sólo la acción del hielo puede transportar bloques erráticos como los que había observado.
Darwin expresó sorpresa por no haber hallado bloques erráticos en las Malvinas, a pesar de que se encuentran en la misma latitud que la tierra del Fuego. Tampoco pudo observar allí capas de sedimentos marinos recientes, como hay en toda la costa patagónica y fueguina. Estas anotaciones fueron correctas; hoy sabemos que los glaciares de las Malvinas nunca descendieron de las cumbres más altas y quedaron restringidos a sus cabeceras. Por otra parte, la mayor estabilidad tectónica de las islas hizo que, en tiempos terciarios, las cuencas marinas no se extendieran sobre ellas.
ACUARELA DE CONRAD MARTENS, S.F COLECCIÓN PARTICULAR.
Darwin discutió los dos principales procesos vinculados a la génesis de los bloques erráticos: la acción de témpanos y el movimiento de grandes cuerpos de hielo. Más allá de las influencias que pudo haber sufrido , debido a la contemporánea difusión de la teoría de Agassiz, en todas las oportunidades recurrió a sus observaciones de campo para verificar la aplicabilidad de las distintas hipótesis en boga.
Darwin fue el primero en iniciar el estudio de las terrazas marinas de la Patagonia, en su mayoría cuaternarias, aunque hayan llamado más la atención de la posteridad sus análisis de las islas volcánicas, los arrecifes coralinos o la geología de otras regiones de Sudamérica, producto de las siguientes etapas del viaje del Beagle, publicadas en tres tomos, entre 1842 y 1846, con el título de Gealogy of the Voyage of the Beagle.
Sea este nuestro asombrado recuerdo y sincero homenaje al primer geólogo cuaternarista y glaciólogo del último con fin de la Tierra, como Lucas Bridges llamara a Tierra del Fuego.