Aunque nuestra memoria los asocia, más bien, a las patrióticas rutinas del aula o al roce frío, invasor, del estetoscopio, los guardapolvos son, asimismo, símbolo del laboratorio (en particular, de aquellos en los que se preparan soluciones, se disecan bichos o se enchufan electrodos).
HUMOR
Que yo sepa, todavía nadie escribió la historia del uso del guardapolvo, pero la iconografía a nuestra disposición sugiere que estas prendas comenzaron a utilizarse primero en aquellos laboratorios asociados con la química y las ciencias de la vida. Los médicos los adoptaron junto con los procedimientos de asepsia y antisepsia promovidos por Lister, a fines de la década de 1860, y las fotografías de laboratorios de química o fisiología de fines del siglo pasado muestran un uso casi sistemático del guardapolvo.
Como muchas otras cosas, pasaron de ser un útil de orígenes humildes y fines prácticos (proteger la ropa de las manchas y la sangre) a convertirse en un signo distintivo de status profesional (al menos, para algunos médicos y sus pacientes). En fin, confesemos que todos sentimos un poquito de orgullo cuando tuvimos que ponernos el guardapolvo en el primer práctico de la Facultad -aunque, me quieren decir, ¿para qué sirve un guardapolvo cuando lo único que se tiene que hacer es mirar a través del microscopio?-. Bueno, puestos a observar y sin ir más lejos que su lugar de trabajo, verán que hay distintos estilos de guardapolvo, reveladores de las personalidades, ilusiones, imágenes de si y elegancia (o falta de ella) de sus dueños. El siguiente breve elenco no aspira a agotar el universo de estos uniformes de la ciencia.
1: Estilo "genio trabajando": Siempre abierto, manchado, en el mejor de los casos con agujeros y bordes deshilachados. Estos especímenes visitan el lavarropas -cuando lo hacen- una vez por año a lo sumo. Del bolsillo superior cuelgan pinzas, marcadores y asoman tubitos de goma y/o cánulas de plástico; los laterales están ocupados con libretas, frasquitos y paquetes de galletitas. 2: Estilo "rapero": Onda decididamente posmoderna. En general, se los ve durante la temporada de primavera/verano utilizados por personajes que rigurosamente tienen menos de 30 años. Suelen acompañarse con sandalias o zapatillas de cuero y sus ocupantes, en muchos casos, son recién llegados de la beca externa, que pasaron en alguna universidad de California. 3: Estilo gris/azul grisáceo: Onda muy técnica. Son más bien característicos de los laboratorios de física, pero con paciencia se los descubre en los antros bichológico-químicos, más bien cerca de los aparatos. Revelan austeridad. 4: Estilo mami: ¿Quién va a gastar plata en un guardapolvo para usarlo unos meses y después archivarlo? Así que estos son una adaptación un tanto tirante de la prenda normal.
Izq: Estilo teórico: Este es algo así como el conjunto vacío. La ausencia de guardapolvo indica: (a) que está en el lavarropas, (b) que su usuario considera preferible la pulcra pantallita programable a las siempre inciertas y frustrantes manipulaciones de la materia viva y/o inorgánica conocidas vulgarmente como "experimentos". Medio: Estilo plomo: Hay dos tipos de fantasía que se generan cuando uno se enchufa uno de estos adminículos de plomo:(a) sentir que se está haciendo el experimento del próximo Nobel, (b) jugar a ser Superman/Girl, protegiéndose de la kryptonita verde. Der: Estilo inmaculado: Siempre muy planchaditos, almidonaditos, prolijitos, cerraditos, nuevitos. Incitan a enchastrarlos con azul de metileno, por lo menos.
Agradecemos a nuestros colegas, todos miembros del IQUIFIB, su predisposición para actuar como modelos en esta nota.