El Oficio de los Huesos

La región de San Pedro de Atacama, en el norte de Chile, fue ocupada hacia el 500 a.C. por sociedades indígenas dedicadas a la práctica de la agricultura y al pastoreo. Nuevas metodologías en el estudio de los restos óseos de estas poblaciones ya desaparecidas, han permitido a los antropólogos plantear novedosas hipótesis sobre el estilo de vida y la organización social de las comunidades del pasado.

Así como la actividad cotidiana deja marcas en el esqueleto de una persona viva, es posible reconstruir la historia de un hombre prehistorico por el camino inverso: yendo de los huesos al comportamiento. Caries, desgastes y otros problemas dentales, marcas de fracturas, golpes y dolencias óseas permiten plantear hipótesis sobre el estilo de vida y la organización social de los pueblos del pasado. Investigadores del Brasil y de Chile utilizan esta metodológia para estudiar los restos óseos de las sociedades de pastores y agricultores que vivieron desde el 500 a. C. Hasta la llegada del estado Inca en el 1480 d. C., en la región donde hoy se emplaza la actual población chilena de San Pedro de Atacama.

El hallazgo de huesos humanos en una excavación arqueológica es, para cualquier equipo de investigación, un acontecimiento notable. Pues este tipo de descubrimiento no es muy frecuente y porque, cuando ocurre, puede aportar una renovada y rica fuente de información. Hasta hace unos veinte años, los restos esqueléticos prehistóricos servían, casi exclusivamente, para abordar temas de demografía antigua, o bien para despejar interrogantes sobre la afinidad biológica entre poblaciones humanas en escala regional, continental y hasta extracontinental. En este tipo de investigaciones, la craneometría tenía un destacado papel y, para la mayoría de las personas, incluyendo desgraciadamente a muchos arqueólogos, se trataba casi exclusivamente de la medición de cráneos y del cálculo de distancias biológicas, es decir, del grado de parentesco biológico entre grupos humanos.

Izq.: Vasija de cerámica pintada, con motivos tiwanacotas halladas en una tumba de San Pedro. Der.: Keros (vasos) de oro, típicos objetos usados por la sociedad Tiwanaku, hallados en tumbas de San Pedro.  Tomados de Tesoros de San Pedro de Atacama - Museo Chileno de Arte Precolombino. Izq.: Vasija de cerámica pintada, con motivos tiwanacotas halladas en una tumba de San Pedro. Der.: Keros (vasos) de oro, típicos objetos usados por la sociedad Tiwanaku, hallados en tumbas de San Pedro. Tomados de Tesoros de San Pedro de Atacama – Museo Chileno de Arte Precolombino.

Este cuadro se modificó, notablemente, en la década de los ochenta. El esqueleto, que hasta entonces era explorado como un “sistema cerrado”, poseedor de informaciones eminentemente genéticas y biológicas, empezó a ser pensado por los bioantropólogos como algo que, también, era afectado por el estrés y por las necesidades cotidianas, y que respondía, plásticamente, a esas exigencias. Muchas veces, las respuestas eran apenas fisiológicas y no rebasaban la frontera de la normalidad. Otras, sin embargo, excedían esos límites y se constituían en una patología.

Localización geográfica de la región de San Pedro de Atacama, Norte de Chile (A y B), y vista general del desierto de Atacama con alguno de sus países (C). Localización geográfica de la región de San Pedro de Atacama, Norte de Chile (A y B), y vista general del desierto de Atacama con alguno de sus países (C).

Los especialistas comenzaron, entonces, a explorar esa nueva vertiente de posibilidades. Así, obtuvieron información sobre el estilo y tipo de vida, y la organización social de los pueblos antiguos ya desaparecidos. En ese panorama fue de fundamental importancia el concepto de osteobiografía, acuñado en 1976 por el bioantropólogo estadounidense Frank Saul, al estudiar los esqueletos procedentes del sitio arqueológico maya Altar de Sacrificios, en México. Saul demostró que, así como lo cotidiano imprime marcas indelebles en el esqueleto de un individuo vivo, también es posible reconstruir la historia de un hombre prehistórico por el camino inverso: yendo de los huesos al comportamiento. Este recorrido constituye lo que se denominó osteobiografía.

Es obvio que luego de la reconstrucción osteobiográfica de cada individuo, se puede llegar tanto al estilo y la calidad de vida del grupo en su conjunto, como a los elementos de su organización social. Es cierto que se trata de una reconstrucción limitada, porque aún conocemos poco sobre la relación entre las actividades específicas y las marcas que aquellas dejan en el cuerpo. Dudamos, además, de que algún día pueda determinarse con certeza la especialidad laboral de cada individuo en una sociedad prehistórica. De este modo, los marcadores osteobiográficos no resultan tan específicos y actividades distintas pueden conducir a un mismo patrón de marcas. Con todo, estamos absolutamente convencidos de que los marcadores que hoy tenemos son suficientes para generar una valiosa información sobre la vida prehistórica. Con esa finalidad, desde 1987 un proyecto binacional entre el Brasil y Chile ha concentrado el esfuerzo de científicos que estudian, de manera sistemática, los restos óseos exhumados. Es posible afirmar que los primeros resultados son bastante alentadores.

Tabla 1: Marcadores óseos más comúnmente utilizados por el bioantropólogo

MARCADOR LOCALIZACIÓN COMPORTAMIENTO O SITUACIÓN INDICADOS

Caries Boca Tipo genérico de alimentación: importancia relativa de comida vegetal y animal. La alimentación con muchos carbohidratos produce caries. La alimentación basada en carne, casi, no produce caries.

Desgaste Dental Boca Grado de fibrosidad de los alimentos los más fibrosos causan mas desgaste. Utilización de la boca como instrumento. uso de los dientes para agarrar fibras, cuerdas, preparar cueros, etc.

Hipoplasiaporótica Techo de la órbita Período de estrés nutricional por ausencia de hierro

Estatura Huesos largos Indicador comparativo interpoblacional o interindividual (estatus, clases sociales) de calidad de vida nutricional. Cuando mejor es la alimentación durante la infancia y la adolescencia, mejor resulta el desarrollo corporal

Fracturas depresivas Cráneo y rostro Marcas de golpes: grado de violencia en una sociedad.

Fracturas comunes Huesos postcraneanos Grado de severidad de la vida cotidiana: cuanto más es exigida una parte del cuerpo para el desempeño de las actividades diarias, mayor es la posibilidad de tener osteoartritis funcionales en las articulaciones involucradas.

Osteoartritis Articulaciones Grado de severidad de la vida cotidiana: cuanto más es exigida una parte del cuerpo para el desempeño de las actividades diarias, mayor es la posibilidad de tener osteoartritis funcionales en las articulaciones involucradas

Osteofitosis de columna (pico de papagayo) Vértebras Grado de severidad de la vida cotidiana: regiones específicas de la columna responden a actividades estresantes, que crean tensión en la espalda, por lo que forman osteofitos en los márgenes de las vértebras

Periostitis y osteomielitis Huesos largos Condiciones nutricionales y sanitarias cuanto peor es la alimentación, mayor es la posibilidad de contraer una infección. Cuanto más alta es la demografía y la producción de desperdicios, se acrecienta la probabilidad de infecciones endémicas.

EL DESIERTO DE ATACAMA

La región de San Pedro de Atacama es internacionalmente conocida como una de las principales áreas arqueológicas de América del Sur. Además de haber estado densamente poblada desde, por lo menos, el 500 a.C., el clima seco del desierto contribuyó a la preservación natural de una buena parte de los vestigios dejados por las sociedades que allí vivieron. Por esta razón se han conservado no sólo los objetos hechos con materias primas resistentes, tal el caso de la cerámica, piedra o metal, sino también los fabricados con materiales perecederos, como madera, fibras vegetales, lana y hasta los esqueletos de los individuos que los produjeron y utilizaron.

Los últimos dos mil años de la historia de San Pedro de Atacama se caracterizan por la alternancia de fases de desarrollo local, con otras de influencia externa. Desde, aproximadamente el 500 a.C. hasta cerca del 400 d.C., las sociedades agrícolas y pastoriles que ocuparon de manera permanente los oasis próximos a San Pedro de Atacama, desarrollaron una cultura local propia. Su base económica más importante era el cultivo del maíz y el aprovechamiento de algunas especies vegetales comestibles, como el chañar y el algarrobo. Además, se dedicaban a la cría de llamas y alpacas, la caza de vicuñas y mantenían un intenso intercambio con el sur de Bolivia y el noroeste de la Argentina, mediante el tráfico de caravanas de llamas. Durante este período todo parece indicar que la sociedad atacameña era igualitaria, sin que existieran diferencias de clases.

Tableta de madera con incrustaciones de turquesa en los ojos, usada para inhalar alucinógenos. Cultura Tiwanaku. Tomado de Tesoros de San Pedro de Atacama - Museo Chileno de Arte Precolombino. Tableta de madera con incrustaciones de turquesa en los ojos, usada para inhalar alucinógenos. Cultura Tiwanaku.
Tomado de Tesoros de San Pedro de Atacama – Museo Chileno de Arte Precolombino.

El oasis de San Pedro de Atacama - Tomado de Tesoros de San Pedro de Atacama - Museo Chileno de Arte Precolombino
El oasis de San Pedro de Atacama – Tomado de Tesoros de San Pedro de Atacama – Museo Chileno de Arte Precolombino

Con el surgimiento y la expansión del estado de Tiwanaku en los Andes centrales y meridionales, San Pedro pasó a ser un punto importante en una vasta red de intercambios y vivió momentos de gran prosperidad. Esta puede ser claramente constatada mediante el análisis de las ofrendas que acompañaban a los muertos. En esta época la sociedad atacameña parece haber adoptado los sistemas de creencias y valores espirituales de Tiwanaku. Todos los objetos del período están profusamente decorados con la iconografía propia del altiplano boliviano, de la cual es un notable y difundido ejemplo la enorme escultura lítica llamada Puerta del Sol, emplazada en el sitio arqueológico de Tiwanaku próximo al lago Titicaca. La inhalación de alucinógenos -que ya se practicaba en una escala modesta- alcanzó su más alto desarrollo bajo la influencia de Tiwanaku, como lo atestiguan los objetos finamente elaborados que los arqueólogos locales llaman “parafernalia alucinógena”: tabletas y tubos para aspirar los polvos narcóticos. Según algunos especialistas en esta época debe haber ocurrido la diferenciación de la sociedad en clases sociales, como consecuencia del surgimiento de una elite local que mediaba en las relaciones con el estado central.

A partir del 1000 d.C., la desaparición del estado Tiwanaku en el altiplano provocó el empobrecimiento generalizado de la cultura material atacameña. Esta volvió a las bases económicas locales y a una menguada red de intercambios con sus antiguos socios. Varios especialistas afirman que con la desaparición del estado central, los grupos locales se constituyeron en unidades político-económicas denominadas “señoríos”, los cuales comenzaron a disputarse la supremacía del poder regional. Para este período, los arqueólogos han registrado la construcción de grandes complejos arquitectónicos, llamados “pucarás”, a los que interpretan como fortalezas para la defensa del territorio.

En la segunda mitad del siglo XV d.C., profundas transformaciones que acompañan al surgimiento y expansión en los Andes del estado Inca afectan, una vez más, la vida local. En líneas generales, todo parece indicar que la relación entre esa sociedad estatal y San Pedro de Atacama fue similar a la que mantuvo con Tiwanaku; si bien mucho más breve, ya que apenas duró unos sesenta años. Pero, por primera vez, la sociedad atacameña fue dominada por la fuerza.

EL TESTIMONIO DE LOS HUESOS

Hasta el momento, nuestros análisis osteológicos se han limitado a los cementerios de los períodos pre-Tiwanaku, Tiwanaku y post-Tiwanaku (pre-Inca). Ninguna inhumación de la época bajo influencia incaica o española fue excavada. Se examinaron cerca de 160 esqueletos adultos, en los cuales se analizaron los siguientes marcadores: caries; desgaste dental; pérdida de dientes in vivo; infecciones dentales periapicales (alrededor de la raíz); tamaño del fémur; hiperostosis porótica (hipentrofia del hueso causada por falta de hierro en la alimentación); hipoplasia (desarrollo deficiente) del esmalte dentario por subnutrición y mala nutrición; periostitis (inflamaciones de la membrana que reviste los huesos) locales y generalizadas; osteomielitis (inflamaciones óseas) locales y generalizadas; marcas de golpes en el cráneo y fracturas poscraneanas; osteoartritis de origen funcional. Hoy disponemos de resultados en las investigaciones que abordan el tema de los traumas craneanos y del tamaño del fémur.

Izq: Vista superior de una mandíbula, en la que se muestran los dientes posteriores destruidos por caries. Der: Cráneo de niño que muestra, en el techo de las órbitas, osteoporosis porótica o criba orbitaria, generalmente asociadas con la anemia. Izq Abajo: Cráneo de adulto que muestra una marca de golpe en el hueso frontal. Der Abajo: Vista frontal de un cráneo de adulto que muestra una marca de golpe en la nariz. Izq: Vista superior de una mandíbula, en la que se muestran los dientes posteriores destruidos por caries. Der: Cráneo de niño que muestra, en el techo de las órbitas, osteoporosis porótica o criba orbitaria, generalmente asociadas con la anemia. Izq Abajo: Cráneo de adulto que muestra una marca de golpe en el hueso frontal. Der Abajo: Vista frontal de un cráneo de adulto que muestra una marca de golpe en la nariz.

Siempre que examinamos los huesos nos preguntamos: ¿el enriquecimiento material de la población atacameña durante el período Tiwanaku, representó, también, mejores condiciones de vida? Para obtener una respuesta investigamos, sobre la base del tamaño del fémur, la variación de la estatura entre los adultos de los tres períodos mencionados al principio. Como se sabe, la altura de un individuo está directamente relacionada con su calidad nutricional: en poblaciones actuales la talla media ha sido utilizada para evaluar niveles de calidad de vida. La comparación de los fémures mostró una gran variación en las estaturas: aumentaron en forma significativa en el período Tiwanaku y, después, disminuyeron progresivamente.

Otra forma de evaluar la calidad nutricional es a través del dimorfismo sexual. La estatura de los hombres resulta, en promedio, mayor que la de las mujeres. Esa diferencia tiende a disminuir, e incluso a desaparecer, ante la escasez de alimentación. El dimorfismo sexual es más notable durante el período Tiwanaku, cuando cambia del 4% al 8%, para caer después al 5%. Al menos, desde el punto de vista nutricional, la calidad de vida mejoró durante este período.

Túlor es una de las carias aldeas de agricultores que florecieron en el desierto chileno alrededor de los comienzos de nuestra era. - Tomado de Tesoros de San Pedro de Atacama - Museo Chileno de Arte Precolombino. Túlor es una de las carias aldeas de agricultores que florecieron en el desierto chileno alrededor de los comienzos de nuestra era. – Tomado de Tesoros de San Pedro de Atacama – Museo Chileno de Arte Precolombino.

Pero aún es posible formular una pregunta adicional: ¿el aumento de estatura fue general o apenas restringido a un grupo de elite? Nuestros resultados se muestran a favor de la primera alternativa. El menor coeficiente de variación es, justamente, el del período Tiwanaku. Esto señala que el aumento promedio de estatura resultó de un fenómeno generalizado. En otras palabras, tenemos aquí un ejemplo raro en la historia humana: el de una población que se benefíció del contacto con un estado expansionista. Significa que, al contrario de lo que ocurrió con la presencia europea en el Nuevo Mundo a partir del siglo XV, las expansiones indígenas en América no siempre fueron destructivas para las poblaciones locales asimiladas.

Tamaño medio del fémur en la población de San Pedro de Atacama en los cuatro períodos estudiados. El tamaño del fémur tiene gran correlación con la estatura del individuo, razón por la cual fue utilizado para estimar la altura. Tamaño medio del fémur en la población de San Pedro de Atacama en los cuatro períodos estudiados. El tamaño del fémur tiene gran correlación con la estatura del individuo, razón por la cual fue utilizado para estimar la altura.

Partiendo del testimonio de los huesos, también se investigó el grado de tensión social a lo largo de la historia atacameña. La mayoría de los arqueólogos que se dedican al estudio de la cultura de San Pedro, asumen que el contacto entre el estado Tiwanaku y las poblaciones del desierto de Atacama fue pacífico. Al mismo tiempo, afirman que, tras la caída del estado, las poblaciones se fragmentaron en pequeñas unidades rivales que se disputaban la hegemonía local. Nuestras investigaciones sobre las marcas óseas de violencia a lo largo de esa historia confirman la primera hipótesis, pero no la segunda.

A) Región del codo (epífisis distal del húmero) que muestra dos áreas de porosidad provocadas por osteoartritis. B) Dos vértebras lumbares que muestran formación de osteofitos irregulares (picos de papagayo) en los márgenes superiores. A) Región del codo (epífisis distal del húmero) que muestra dos áreas de porosidad provocadas por osteoartritis.
B) Dos vértebras lumbares que muestran formación de osteofitos irregulares (picos de papagayo) en los márgenes superiores.

Como indica la tabla 3, la frecuencia de golpes en el cráneo varió a lo largo de los tres períodos estudiados. Pero las pruebas estadísticas muestran que las variaciones no son significativas y pueden explicarse, simplemente, por la casualidad. En otras palabras, la influencia Tiwanaku fue, de hecho, ejercida de manera pacífica y no se detectó un aumento de la tensión social tras la desintegración del estado. Esta constatación nos lleva a dudar de que las estructuras arquitectónicas denominadas “pucarás” hayan sido construidas para servir como fortalezas defensivas. Por último, es posible afirmar que si bien hace ya una década que se está trabajando en San Pedro de Atacama con cientos y cientos de huesos, apenas hemos comenzando lo que se presenta como una larga jornada de labor interpretativa.

Material traducido de Ciência Hoje, 23, 136, marzo 1998

Lecturas Sugeridas

ISCAN, Y.S. y KENNETH A.R.K., 1989, “Reconstruction of life from the skeleton”, Alan R. Liss, Nueva York.

MACHADO, L.C., 1983, “Análise de remanescentes ósseos humanos do sitio arqueológico Corondó, RJ”. Aspectos biológicos e culturais. Instituto de Arqueología Brasileira, Rio de Janeiro.

NEVES, W.A., 1988, “Paleogenética dos grupos pré-históricos do litoral su brasileiro (Paraná e Santa Catarina). Pesquisas”, Antropología n° 43, Instituto Anchietano de Pesquisas, São Leopoldo, RS.

Walter Alves Neves

Walter Alves Neves

Instituto de Biociencias, Universidad de San Pablo, Brasil
María Antonieta Costa

María Antonieta Costa

Instituto de Investigaciones Arqueológicas, Universidad Católica del Norte, San Pedro de Atacama, Chile

Artículos relacionados