La conexión entre los movimientos del alma y el reposo del cuerpo ha sido objeto de extensas reflexiones en el Renacimiento. El humanista valenciano Luis Vives (1493- 1540) en su Tratado sobre el alma (De anima et vita, Basilea, 1538) escribe que quitan el sueño los afectos ardientes (la ira, el amor y el deseo), mientras que los fríos (el miedo y la tristeza) incitan a él, remitiendo a un pasaje del Evangelio de Lucas: ‘Habiendo llegado a donde estaban sus discípulos, los halló dormidos de tristeza’. En Saturno y la melancolía, Klibansky, Panofsky y Saxl recorrieron los vínculos establecidos entre esta disposición del espíritu y la teoría médica de los cuatro humores, que Galeno, Hipócrates y sus seguidores medievales y renacentistas hicieron objeto central de sus reflexiones sobre los diferentes tipos de sueños.
En una época de gran incertidumbre religiosa, moti...
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Doctora en letras, UBA.
Jefa de trabajos prácticos de Literatura Europea del Renacimiento, FFyL-UBA.
Investigadora asistente de Conicet.