Las vueltas de Hallucigenia

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¡Yo estoy al derecho! ¡Dado vuelta estás vos!
Luca Prodan (1953-1987)

En la historia de la evolución de la vida en la Tierra, hace aproximadamente 540 millones de años y luego de la aparición de los animales pluricelulares se produjo una etapa conocida como explosión cámbrica, en la que los organismos adquirieron gran variedad anatómica y el proceso evolutivo tomó múltiples caminos, como si experimentara. En ese período aparecieron todas las formas de organización del cuerpo de un animal que conocemos actualmente, además de otras que se extinguieron (los zoólogos denominan a esas formas planes de organización y ellas determinan uno de los niveles taxonómicos más altos, llamado phylum).

Conocemos la historia anterior gracias a varios yacimientos de fósiles en los que se han preservado las partes blandas de diversos organismos, el más famoso de los cuales es Burgess Shales, en la provincia canadiense de Columbia Británica, descubierto en 1909 por Charles D Walcott (1850-1927), cuarto secretario del Instituto Smithsoniano.

El paleontólogo británico Simon Conway Morris, profesor de la Universidad de Cambridge, conocido por sus estudios de ese yacimiento, describió en 1977 uno de los más extraños fósiles descubiertos allí: un pequeño animal que bautizó con el nombre genérico de Hallucigenia, en alusión al ‘aspecto extraño e irreal del animal’. Indicó que tenía un cuerpo tubular de aproximadamente 3cm sostenido por siete pares de patas espinosas, rígidas, largas y puntiagudas. En la línea media de su dorso llevaba una hilera de siete tentáculos carnosos con pequeñas pinzas en la punta, y por detrás de ellos tres pares de tubos más pequeños. La cabeza, mal preservada, parecía ser una estructura bulbosa, y la cola un tubo curvado hacia arriba. Sus características eran tan extrañas que algunos investigadores supusieron que el fósil era, en realidad, un apéndice de un animal más grande.

En 1991, Lars Ramskold, del Museo Sueco de Historia Natural, y X Hou, del Instituto de Geología y Paleontología de Nanjing, propusieron, literalmente, dar vuelta a Hallucigenia. Basándose en fósiles de animales emparentados hallados en el yacimiento de Chengjiang, en China, postularon que los supuestos tentáculos dorsales, presentados de a pares, eran las patas del animal, con lo cual cobró más sentido la existencia de pinzas en sus extremos. De hecho, esto relacionó a Hallucigenia con un grupo de invertebrados vivientes con extremidades similares, los onicóforos, unos animales de los cuales se conocen alrededor de 180 especies vivientes que habitan principalmente en zonas tropicales.

Arriba. Hallucigenia en la concepción de Conway Morris de 1977. Dibujo tomado de Smith MR & Caron JB, Nature, 523, 2015. Abajo. Interpretación actual del aspecto del gusano. El segmento que marca la escala mide 1cm. Wikimedia Commons
Arriba. Hallucigenia en la concepción de Conway Morris de 1977. Dibujo tomado de Smith MR & Caron JB, Nature, 523, 2015. Abajo. Interpretación actual del aspecto del gusano. El segmento que marca la escala mide 1cm. Wikimedia Commons

Con esta nueva manera de ver el animal, las espinas, primero consideradas patas, pasaron a ser estructuras dorsales que probablemente lo protegían de sus predadores, algo similar a lo encontrado en onicóforos fósiles (aunque en estos las espinas son más chicas). Además se postuló que la supuesta cabeza globosa no era parte del gusano sino probablemente fluidos intestinales eliminados por el ano, ubicado en la parte posterior del cuerpo. Por lo tanto, el tubo curvado hacia arriba, que antes se consideraba la extremidad posterior del gusano, pasó a ser su cabeza. Como se aprecia, una doble inversión.

Esta segunda interpretación acaba de ser confirmada. Estudiando los fósiles de Hallucigenia por medio de microscopia electrónica de alta resolución, Martin R Smith, de la Universidad de Cambridge, y Jean-Bernard Caron, del Museo Real de Ontario, pudieron detectar la presencia de ojos y de estructuras dentarias en la parte anterior del tubo digestivo, confirmando plenamente que la inicialmente considerada cola era, en realidad, la cabeza, con lo que el animal resultó efectivamente invertido, aunque, mirándolo bien, siempre estuvo al derecho: solo fue la interpretación del fósil la que se dio vuelta.

Más información en http://burgess-shale.rom.on.ca/en/fossil-gallery/view-species.php?id=60&m=5&.

Alejandro Curino

Alejandro Curino

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