¿Qué hay de nuevo, viejo? Avance nacional contra la Covid-19

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En 1901, el premio Nobel en fisiología o medicina fue otorgado a Emil von Behring, oriundo de Prusia (en lo que hoy es Polonia) por la implementación de la entonces llamada ‘terapia de suero’ para tratar y curar la difteria. Von Behring observó que si trataba personas con suero de caballos infectados con la bacteria causante de esta enfermedad (Corynebacterium diphtheriae), podía evitar que contrajeran la enfermedad o reducir su duración. De esa forma concluyó que cierta protección podía ser transferida desde el animal en período de convalecencia (luego de la enfermedad) a un individuo susceptible que así se volvería inmune, como decimos hoy. Desde entonces, esta estrategia se ha usado para tratar diversas enfermedades como el sarampión, las paperas y la gripe española, causante de la pandemia en 1918.
Más recientemente, la comunidad científica de todo el mundo se ha volcado, desde los comienzos de la pandemia causada por el SARS-CoV-2, a la búsqueda de soluciones que nos permitan volver a la tan ansiada ‘normalidad’. Entre ellas se puede mencionar el uso de plasma de personas convalecientes para tratar casos severos de la enfermedad, aunque sin buenos resultados. Ciertamente uno de los avances más significativos es el desarrollo de vacunas que ayuden a disminuir la mortalidad y casos graves, varias de las cuales ya están siendo aplicadas en muchos países del mundo, incluso el nuestro. Sin embargo, ni la más eficiente de las formulaciones podrá mejorar el pronóstico de quien ya haya contraído la enfermedad, ni disminuir la mortalidad en las poblaciones de riesgo, como las personas mayores.
En este sentido, un grupo de científicos y médicos argentinos, encabezado por Fernando Polack de la Fundación Infant, se propuso evaluar el efecto del tratamiento con plasma de convalecientes (es decir, de personas que hayan transitado y superado la COVID-19) con alto contenido de anticuerpos específicos contra el SARS-CoV-2. Para ello, se reclutaron 160 individuos mayores de 65 años, durante los primeros días de aparición de síntomas, que fueron divididos en dos grupos: la mitad fue tratada con plasma de convalecientes y la otra mitad recibió un placebo (solución fisiológica). Se observó entonces que los individuos que recibieron el tratamiento con plasma tenían 48% menos de riesgo de progresar a formas severas de la enfermedad.
Este es el primer estudio a nivel mundial que se enfocó en el uso de plasma de convalecientes en la población mayor de 65 años para evitar la progresión a formas severas de la enfermedad y sus resultados fueron publicados en la revista de investigación médica más importante, New England Journal of Medicine. En este contexto, podemos afirmar que el desarrollo de nuevos tratamientos, lejos de perder relevancia, sigue siendo una estrategia imprescindible en la lucha por disminuir la mortalidad del SARS-CoV-2, especialmente en la población más añosa.

Julia Rubione
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Más información en LIBSTER R et al., 2021, ‘Early High-Titer Plasma Therapy to Prevent Severe Covid-19 in Older Adults’, NEJM. DOI 10.1056/NEJMoa2033700

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