Los sistemas de información geográfica constituyen una herramienta útil para abordar estudios de ecología aplicada, y especialmente para estudiar variaciones en la abundancia de insectos perjudiciales.
Las explosiones poblacionales de insectos perjudiciales y su relación con las variables ambientales pueden ser detectadas con una tecnología de vanguardia
Los insectos comúnmente denominados saltamontes, tucuras, langostas, grillos y grillotopos constituyen el grupo de los ortópteros. Dentro de este grupo, las langostas son bien conocidas y poseen un largo historial de destrucción que ha sido mencionado por el hombre desde sus primeras referencias a insectos. Las mangas de langostas aparecen descritas en la Biblia como una de las diez plagas que asolaron Egipto.
Asimismo, los primeros escritos chinos ya daban cuenta de los daños catastróficos ocasionados por estos insectos. Casi todas las regiones desérticas o semidesérticas tienen sus propias especies de langostas, que en años de gran abundancia forman mangas destructoras que pueden llegar a ocasionar pérdidas de hasta un 100% de la vegetación. Históricamente, el enemigo número uno del agro argentino ha sido la langosta Schistocerca cancellata (ver Figura 1). Si bien las primeras noticias acerca de la langosta en la Argentina datan de la fundación de Buenos Aires, ésta pasó a ser una plaga mayor con el desarrollo de la agricultura a partir de mediados del siglo XIX. Prácticamente ningún tipo de cultivo escapaba a los estragos ocasionados por las mangas de langostas. Hasta mediados del siglo XX la ocurrencia de plagas era frecuente en 15 provincias argentinas. Para dar una idea de la magnitud del problema, según Julio Gastón en su “Síntesis Histórica de la Langosta Argentina”, el área afectada por estos insectos en los años 1931-32 abarcó casi 1.600.000km2.
Prácticamente todo el país, a excepción de la Patagonia, se vio afectado por esta plaga, que logró atenuarse recién hacia fines de 1938. Un fenómeno semejante se repitió durante la década de 1944-1954. Desde entonces, la invasión de áreas agrícolas ha sido evitada mediante la aplicación de insecticidas químicos sobre las llamadas zonas de cría permanente del noroeste del país, localizadas en La Rioja y Catamarca. No obstante, la langosta persiste como una amenaza potencial para la agricultura pues, como ocurrió en 1988, no bien se relajan las tareas preventivas, se hacen necesarias campañas de mayor envergadura contra los adultos.
En nuestro país, aunque en forma menos conspicua que la langosta, diferentes especies de tucuras (Figura 2) (Dichroplus elongatus, D. pratensis, D. maculipennis, D. vitattus, Rhammatocerus pictus, Staurorhectus longicornis, Bufonacris claraziana, Tropidacris collaris, entre otras) han pasado a ser plagas agrícolas de importancia con el desarrollo de la agricultura. En la provincia de Buenos Aires, al igual que en otras áreas del país (Río Negro, Neuquén, Chubut, Córdoba, Tucumán, San Luis, La Pampa) se han observado en años recientes aumentos significativos en las poblaciones de algunas de estas especies, que causan daños de consideración sobre pasturas y cultivos.