Caracteres adquiridos

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El naturalista francés Jean-Baptiste Lamarck (1744-1829) formuló la primera teoría de la evolución biológica donde proponía ideas tan innovadoras para la época como la adaptación de los organismos al ambiente. Lo hizo sin conocer las bases de la herencia genética, por lo que propuso el mecanismo de herencia de los caracteres adquiridos que pronto fue conocido como herencia lamarckiana. Esta idea suponía una tendencia de los organismos a evolucionar para adaptarse a cambios en el ambiente. Años más tarde, Charles Darwin retomó la idea de cambio y adaptación, y propuso que ocurren por un proceso de selección natural a partir de la variabilidad existente en las poblaciones. Casi un siglo después, los trabajos de Gregor Mendel sobre la herencia de los caracteres o elementos, que luego recibieron el nombre de genes aun cuando se desconocía que esta información estaba codificada en el ADN, permitieron establecer las leyes de la herencia genética y dar sustento a la teoría de le evolución.

En los últimos años nos hemos sorprendido por el descubrimiento de ciertos cambios en el ADN que se producen durante la vida de los individuos y pueden ser heredables. Estos cambios no alteran su secuencia, pues no modifican el mensaje codificado, pero tienen efectos en la regulación de los genes, es decir en la frecuencia con la que ese mensaje es leído, y por lo tanto afectan su función. Se les dio el nombre de herencia epigenética (véase Mariano Alló, 2011, ‘Epigenética: más allá de los genomas’, Ciencia Hoy, 21, 123: 9-15). Por este camino, cambios adquiridos durante la vida de un organismo se podrían transmitir a su descendencia de manera lamarckiana, pero ello solo puede acaecer si tienen lugar en las células que dan origen a óvulos y espermatozoides, o sea, si ocurren en la línea germinal, que es el camino de la herencia.

Investigaciones recientes llevaron a pensar que la metilación del ADN en los humanos sufre un borrado masivo inmediatamente después de la fertilización. Pero esto contradice la posibilidad de heredar de las marcas epigenéticas ya que, al formarse el embrión, habría una pérdida de la información almacenada en el ADN. Así, a dos siglos de Lamarck, la herencia de los caracteres adquiridos está nuevamente en discusión.

Más información en Reik W & Kelsey G, 2014, ‘Cellular memory erased in human embryos’, Nature, 511: 540-541, y en doi:10.1038/nature.13648.

Federico Coluccio Leskow

Federico Coluccio Leskow

Doctor en ciencias biológicas, UBA. Investigador adjunto del Conicet. Profesor adjunto del departamento de ciencia básicas, UNLU.
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