En los últimos meses, se tuvo noticia de que un equipo de científicos había obtenido financiamiento para intentar recrear, mediante la manipulación genética, el mamut lanudo (Mammuthus primigenius). Se trata de una especie adaptada a los climas fríos de Siberia y Alaska, que llegó a convivir con los seres humanos y se habría extinguido hace unos 10.000 años, aunque poblaciones aisladas sobrevivieron en la isla de Wrangel, en el océano Ártico, hasta hace unos 4.000 años. Sabemos que los humanos cazaban a los mamuts, se alimentaban de su carne, construían refugios con sus huesos, esculpían su marfil y, también, los pintaban en sus cuevas. Entre los más bellos ejemplos de esas artes se cuenta la llamada Venus de Brassempouy, de unos 25.000 años de antigüedad, hoy conservada en el Museo Nacional de Arqueología de Francia, en Saint-Germain-en-Laye.
No sabemos con seguridad –quizá nunca podamos saberlo– si la causa de la extinción fue la caza excesiva, un proceso de cambio climático que implicó una reducción de los hábitats del mamut o una combinación de esos y otros factores. En cualquier caso, el hecho de que vivieran en climas fríos y muchos de sus cadáveres quedaran enterrados en el permafrost permitió recuperar sus...
¿Desea continuar leyendo el articulo?
Suscríbase haciendo click en el siguiente botón: