Inicio Volumen 30 Número 179 Historia y memoria de la fiebre amarilla en la Argentina

Historia y memoria de la fiebre amarilla en la Argentina

Itinerarios, bifurcaciones y atajos

Itinerarios

En enero de 1871, con los primeros casos de fiebre en el sur de la ciudad de Buenos Aires, comienza una escalada de casos y defunciones que, con su pico en abril, finalizaría a principios de julio de ese mismo año. Las cifras son contundentes: 13.641 muertes para una ciudad que tenía un promedio de 5.000 defunciones anuales. Sin embargo, el drama humanitario no se debió solo al dramático número de fallecidos. La escasez de médicos, insumos y alimentos provocó que las necesidades básicas de gran parte de la población no fueran satisfechas. Gran parte de la población optó por las medidas habituales, principalmente huyendo a localidades vecinas. La ciudad, transformada en sus formas de sociabilidad y espacios compartidos, se tiñó durante esos meses de un tono lúgubre.

En este escenario, las instituciones de salud y de gobierno tomaron medidas excepcionales. La Municipalidad de la ciudad creó comisiones parroquiales para abastecer a los ‘enfermos y menesterosos’, y así (junto al apoyo de otras organizaciones civiles) se combatió la peste. Entre las medidas más importantes, la ciudad fue autorizada a comprar un terreno en la Chacarita e instalar ahí un cementerio laico para toda la ciudad, un ‘enterratorio...

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Doctor en ciencias sociales, Instituto de Desarrollo Económico y Social, Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS). Docente en la UNGS y en la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ). Investigador asistente del Conicet.